Luis Zurita, hondureño tirado con honda, flamante (o no tanto) ministro de Ambiente y Recursos Naturales (sic), falso socialdemócrata, a propósito de la instalación de una planta de gas licuado (o por licuarse) en Punta de Manabique por la empresa mexicana Tomza, financista-inversionista de campaña del partido en el gobierno, opina que “ya llegó la hora… de que se deje de ver a las áreas protegidas como santuarios…†(Diario La Hora, 22 de julio, portada y pág. 2, “frase célebre†citada 5 veces.)
Otro funcionario ignorante del significado de conceptos y de realidades concretas como reserva natural, área protegida y santuario (este último en el sentido de lugar de refugio o protección de especies vegetales y animales, sea o no el caso de Punta de Manabique).
Con ministros de ambiente de esa calaña, los ecoterroristas neoliberales salen sobrando en el país de la eterna.
Este hondureño tirado con honda, en lugar de flamante (o no tanto) ministro de Ambiente y Recursos Naturales (sic), como químico que dice ser, debería buscar chamba en empresas mineras, petroleras o de cualquier índole expoliadora, siempre que no sea en suelo guatemalteco. ¿A qué irresponsables y contaminadas manos depredadoras se confía el patrimonio natural de la Nación?
Si el señor Zurita tiene vocación de vendepatrias haría bien en regresarse a Honduras, bello país, donde seguramente todavía hay santuarios naturales para entregar a la inversión extranjera, porque “ya no pueden seguir contemplándose†(contemplar, en sus 7 u 8 acepciones).
¿Es el Ministro de Ambiente y … un gestor o intermediario oficioso entre compañías extranjeras y los intereses nacionales, o entre las transnacionales y la madre naturaleza? ¿Un asesor indirecto que queda bien con el diablo a espaldas de Dios?
En países como Canadá, Noruega o Costa Rica, a un individuo como Luis Zurita no le confiarían ni siquiera un cargo de guardabosques –porque, según él, un bosque no está para “contemplarseâ€, pues hay muchos árboles, arbustos y matas, y ese recurso natural es “promotor de desarrolloâ€, lo cual debe entenderse a la manera ecoterrorista: entregarlo al mejor postor.
Las compañías expoliadoras, sobre todo relacionadas con energía y minas, detestan estar en actitud contemplativa, meditativa o soñadora ante los santuarios naturales, y si lo hacen, es realidad están calculando, tanteando, sopesando si conviene invertir para sacar los mayores beneficios… Y es ahí donde un personaje como Luis Zurita, flamante (o no tanto) ministro de Ambiente y Recursos Naturales (sic), podría serles útil, mientras sea aprovechable para el glorioso mercado.