Ayer los dos candidatos presidenciales que pasan a segunda vuelta visitaron, en evidente ánimo de cortejarlo, al Alcalde de la Ciudad de Guatemala, ílvaro Arzú. Pérez Molina y Colom le ofrecieron todo el apoyo al jefe edilicio en el caso de llegar a la presidencia y el Alcalde hizo bien al decir que él y su partido no apoyarán institucionalmente a ninguno de los aspirantes, pero que espera mejorar la relación con el gobierno central para el futuro. Indudablemente se trató de un gesto en el que ambos reconocieron el liderazgo del jefe del Ayuntamiento y es obvio que si bien ofrecieron colaborar con él desde el Gobierno, lo estaban cantineando, como se dice en buen chapín.
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Lo ocurrido ayer tiene mucha importancia para la ciudad de Guatemala, porque significó por un lado un compromiso de los dos candidatos que pueden llegar a la presidencia de contribuir a la solución de los problemas metropolitanos. Pero también constituye un desafío para el recién reelecto Alcalde, puesto que así como los candidatos presidenciales mostraron en buena medida humildad al buscarlo horas después de los comicios, ahora corresponderá a ílvaro Arzú dar una muestra similar en el trato con los otros jefes ediles del departamento de Guatemala y especialmente de los municipios que conforman toda el área metropolitana, para trabajar de común acuerdo en la atención de las necesidades de esos dos millones y pico de habitantes que habitan en la región.
Es evidente que se han consolidado liderazgos locales en los municipios del departamento de Guatemala y que varios de los alcaldes gozan de popularidad que les valió una prórroga del mandato con abultada votación. Pero ello, lejos de ser un obstáculo para entendimientos y esfuerzos conjuntos, hay que tomarlo como un mandato para trabajar de común acuerdo porque los problemas son comunes y las necesidades parejas, habiendo desbordado ya los límites territoriales de la jurisdicción del Municipio.
El Alcalde ha explicado que él no tuvo el apoyo en este período que tuvo en la primera ocasión que fue Alcalde ni, mucho menos, el que él desde la Presidencia dio a la Municipalidad de Guatemala. Ahora se abre la oportunidad de que pueda contar con ese apoyo porque los dos candidatos tienen que entender que el ofrecimiento hecho para halagar y cortejar al Alcalde tenía que producir cabalmente la respuesta que recibió. Hubiera sido insensato que Arzú se decantara por alguna de las dos candidaturas, porque ello significaría poner en riesgo la buena coordinación si acaso no ganara la opción escogida. Por ello fue absolutamente coherente su declaración y su expresión del deseo de trabajar estrechamente con cualquiera, aunque pueda haber más simpatía personal por alguno de los dos aspirantes.
Pero quiero insistir en que la humildad de los dos candidatos presidenciales, producto de la seguridad que les da el estar en segunda vuelta, debe verse también en el liderazgo consolidado de ílvaro Arzú como Alcalde capitalino. Es momento de que él tome la iniciativa para iniciar un trabajo coordinado y conjunto con sus colegas de los municipios vecinos y de ejercer el liderazgo que le reconocen los candidatos presidenciales, en algo mucho más útil y urgente que el simple tema de por quién votar en la segunda vuelta.