R E A L I D A R I O (DLXXXII)


Voto chafa, voto alienado. ¿Votar por un militar en el paí­s de la eterna? Si hasta suena absurdo su solo enunciado. Grotesco más bien, chocante, irracional. Porque tal posibilidad parece no caber en la cabeza, por abierta y despejada que esté; no se le encuentra viabilidad en la mente y el corazón de quien tiene dignidad, memoria histórica, inteligencia, amor al prójimo y a su patria. Que los sufragantes de un paí­s mártir voten por sus ex verdugos, quienes nunca han reconocido su condición de tales ni mucho menos sentido arrepentimiento y pedido perdón para ser perdonados.

René Leiva

Votar por un militar en el paí­s del genocidio, de la tierra arrasada, los cementerios clandestinos, la expoliación, el despojo, el peor holocausto en la Latinoamérica republicana. El voto retrógrado, el voto amnésico, el voto masoquista, el voto humillante, el voto ofensivo, el voto alienado, el voto enajenado, el voto por la bota, la cachucha, el puño de hierro, la mano paralí­tica que nunca ha creado ni producido nada. Nuestro futuro inmediato no puede ser una prolongación del pasado oprobioso, una vuelta a Ubico, a Arana Osorio, a Lucas Garcí­a, a Rí­os Montt. Cuando la sangre de los inmolados no termina de secarse porque el olvido no cura las llagas. No puede ser que el miedo le muerda la cola al silencio. Nunca más. ¿Quién emite un voto cómplice?

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Decisión abstencionista. Una prueba manifiesta de que en Abstencionistas Anónimos tenemos poderosas causas históricas para abstenernos –y en consecuencia mostramos el mayor interés polí­tico y responsabilidad social–, radica en las modestas y muy breves declaraciones de principios y de motivos en estas paginas a lo largo de varios perí­odos eleccionarios; eso sí­, exposiciones perdidas en el laberinto de papel. Nunca hemos sido «indecisos» ocasionales. Nuestra decisión, determinación, resolución, entereza o firmeza es irrenunciable en tanto la misma Guatemala sea la única en el horizonte, mientras la otra Guatemala, aunque posible, está a años luz de toda probabilidad. Nuestra capacidad de decepción cí­clica tiene sus lí­mites. Por desgracia, llevamos más de dos décadas de no equivocarnos.

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Galileo y los frijoles. Un importante punto doctrinario, de obvias resonancias geopolí­ticas, en que no puedo menos de coincidir con don Guayo Suger es el referente a que frijoles con queso de Zacapa, chile y tortillas es un platillo preferente ?Ah, delicia? entre otros muchos de nuestra variada gastronomí­a, nutritivo y barato, hasta cierto punto. La polí­tica es así­, uno puede estar en desacuerdo con determinado dirigente y partido polí­tico en un noventa y ocho por ciento de sus planteamientos y planes de trabajo, pero de pronto salen a colación los frijoles con chile, queso de Zacapa y tortillas calientes, con aderezo de las leyes de gravedad de los cuerpos y el principio de la inercia, más la balanza hidrostática, el termómetro y el primer telescopio, y tal fórmula ecléctica podrí­a ser el caldo de cultivo para conciliar a toda clase de contrarios aparentes o simulados.

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Punto semifinal. Como en Abstencionistas Anónimos no todo ha de ser escepticismo, pesimismo, resignación e incluso derrotismo ?aunque todo ello acrisolado en el razonamiento y cierta salud mental?, creemos oportuno sugerir a quienes todaví­a creen en el voto, y votan, procedan los dí­a viernes 7 y sábado ocho a un retiro espiritual, un razonable ayuno, prácticas de yoga, meditación trascendental, cura de las siete hierbas o yerbas, purificación y sanación por algún shamán o guí­a psí­quico, una buena sesión con el psicólogo de cabecera, en fin. Pero además, y esto es muy importante, el dí­a de las votaciones, ya frente a las sagradas urnas, se aconseja taparse la nariz, sea con un pañuelo, una mascarilla de plástico o con la mano desnuda (fórmula planteada por el Marito Vargas Llosa para las últimas elecciones en Perú, la que, por cierto, no dio resultado en aquel paí­s). Y de última hora, ha trascendido que el Te Ese E contrató al popular conjunto de rock nacional «Los Indecisos» para que amenice nuestra cuatrienal «fiesta cí­vica» con sus gustados boleros de siempre, como «No encuentro quien», «Tú o el otro», «Dudas nada más», «Nuestra vacilación», etcétera.