El alcalde normal


Sorprendente y para premio al cinismo. El inocuo alcalde de Villa Nueva, Salvador Gándara, declaró ayer que todo es «normal» en la cuesta de Villalobos, «el tráfico es como siempre», una maravilla bajada del cielo y a pedir de boca, insinuó. En todo caso, como dijo la portavoz de la Municipalidad de Guatemala, los conductores tienen problema de «percepción», deberí­an asistir al hospital y ponerse a disposición de un médico.

Eduardo Blandón

Un caso así­ lo que pone en evidencia es lo relativo del término «normal». ¿Normal? ¿Para quién? ¿Qué es normal? ¿Es «normal» tener que salir a las cinco y media de la mañana o antes de casa para llegar a tiempo al trabajo de las siete? ¿Es «normal» emplear más de dos horas si se sale 15 o 20 minutos después de esa hora de gallo? Por lo visto para el estoico de don Gándara sí­ es «normal». Total se trata de un montón de obreros que quizá «hasta mucho tienen» con poder transitar en esa carretera, según la valoración que se desprende de sus afirmaciones.

Las declaraciones de don Gándara serí­an suficientes para mandarlo a descansar en las próximas elecciones. Nada gana Villa Nueva con un alcalde que no tiene criterio propio ni con un prehistórico incapaz de juzgar apropiadamente los problemas de sus habitantes. Criterio cero. Lo único que desea es defender el proyecto de su caudillo, don ílvaro Arzú, a capa y escapada, aún en contra de la razón.

Don Salvador (Qué contradictorio su nombre con lo que hace, ¿no?), ha aprendido el estilo de su mentor polí­tico a la hora de tomar decisiones y defenderlas: ir en contra de todo y todos para demostrar lo indemostrable porque al fin esa es «la verdad» (su verdad). Los demás, los de la otra esquina, son herejes, estúpidos, ciegos, «carentes de percepción», porque «evidentemente», todo es claro y «bueno».

Y eso es epidémico. Por eso también la portavoz de la Municipalidad de Guatemala, dice que los que ven problemas en la Villalobos tienen problemas de «percepción». ¿Ha visto? La soberbia campea en esa administración edil, son como dioses: lo ven todo, lo saben todo y son prácticamente infalibles. ¿Cómo señalarles error si son omniscientes? ¿Cómo criticarlos si son infalibles? Son «cabrones» los muchachos.

Como es «normal» el tránsito en esta zona de Villalobos, habrí­a que replicar el experimento a toda la ciudad, lo bueno debe seguir. Es mi deseo en consecuencia, un Transmetro, exactamente igual, para la zona donde vive don Salvador, don ílvaro y la vocera municipal. Así­ una simple opinión de «lo normal» puede devenir en incontrovertible al adquirir un nuevo estatus la afirmación. Habrí­a, ahora sí­, un enfrentamiento de percepciones. Pero ¿qué saben de «percepción» los que viven lejos y no sufren el Transmetro? Quizá Hume, el famoso filósofo inglés, les habrí­a recomendado vivir la experiencia y dejar de «imaginar», «creer» y «juzgar» mal a las personas que sí­ viven la realidad diaria.

Para fortuna de don Salvador, vivir en el «hiperuráneo», fuera de la realidad, no es propiedad sólo de él, sino de la mayor parte de la clase polí­tica. Esto de muchos lo puede consolar. Qué suerte tiene.