En toda elección que se realiza en Latinoamérica, existen observadores internacionales y nacionales. El evento eleccionario del 9 de septiembre en Guatemala no escapa a esta situación; sin embargo, no todos los organismos y observadores merecen la misma calificación, por consiguiente la misma credibilidad y respeto en su labor.

Dentro de la observación internacional, en Latinoamérica y Guatemala, la Organización de Estados Americanos, OEA, merece el más alto calificativo. No todas las personas y organizaciones o partidos polí­ticos conocen cuál es el procedimiento de observación de la OEA, organismo que de forma profesional e imparcial, a invitación casi obligada de los gobiernos y la autoridad electoral, acepta la responsabilidad de observar y constatar los procesos eleccionarios en Latinoamérica, desde el principio del proceso hasta el final.

Para el efecto, se hace presente un grupo inicial desde el momento de la convocatoria a elecciones, un segundo grupo arriba para instalar las oficinas técnicas y administrativas, para determinar cuáles son los centros regionales o departamentales donde instalarán subsedes de observación y entre 60 y 15 dí­as antes de la elección arriban grupos sucesivos de observadores de diferente nacionalidad que se distribuyen en el paí­s a efecto de poder observar el proceso en los centros de votación, en los departamentos y municipios el dí­a de la elección.

A cada observador destacado en el campo por la OEA se le determina, en el municipio donde realizará su labor, un centro especí­fico en el cual observará la apertura del proceso eleccionario. Durante el dí­a de la elección, él se desplaza según su criterio de centro a centro de votación en el área que le fue asignada y al final del dí­a debe estar presente en el cierre del centro de votación, en la mesa especí­fica que le han indicado quienes son los responsables del «conteo rápido», que como testigo efectuará con sus propios recursos de cómputo la OEA.

Con la información que le proporcionan sus cientos de observadores, la OEA prácticamente puede predecir el resultado de una elección alrededor de la media noche de concluido el proceso electoral, también puede decir si hay vicios y en qué porcentaje pueden estos vicios afectar o declarar nula o viciada la elección.

En lo personal tuve la distinción de ser observador de la OEA en la República de Paraguay en Ciudad del Este y áreas circunvecinas, por ello puedo dar fe de lo amplio y ecuánime que es el proceso de observación de la OEA.

Internacionalmente hay otros observadores pero estimo que ninguno de todos ellos tiene la organización y la disciplina que tienen los observadores de OEA. No pretendo descalificarlos, pero difí­cilmente podrí­a darle la misma credibilidad a sus opiniones pues carecen de la infraestructura y esfuerzo que los observadores de OEA, a veces incluso son casi turistas eleccionarios que arriban al paí­s 48 o 24 horas antes del dí­a de la elección y el Tribunal Supremo Electoral, en muchos casos, los lleva y los trae a los lugares que considera adecuados, por lo que la observación es limitada y especí­fica, lo que implica que no son verdaderos testigos de lo que aconteció en una elección general.