La estafa de los cheques


Me voy a referir al editorial de Oscar Clemente publicado en el Diario «La Hora», correspondiente al lunes 16 de julio del 2007, en el que comenta todo lo relacionado con el desfalco cometido en los últimos dí­as del Gobierno del licenciado Ramiro de León Carpio ?q.e.p.d.-.

Victor Manuel Asturias

Comienza diciendo que la imagen de transparencia y honradez del licenciado Ramiro de León Carpio, se habí­a hecho añicos, con el descubrimiento de este ilí­cito, que asciende a la cantidad de 19 millones de quetzales, cobrados en efectivo, sin conocerse el destino final de estos recursos.

Lo primero que llama mi atención, es el hecho que se haya cobrado esa enorme cantidad de dinero «en efectivo», y la respuesta que me parece lógica es que, quienes los cobraron, no querí­an que se supiera a qué cuentas iban a parar estos fondos y quiénes eran los dueños de esas cuentas, o sea, los ladrones, y si no existe un cheque firmado por el licenciado de León Carpio, es prueba fehaciente que él no participó en el reparto.

Oscar Clemente piensa que tratándose de tal cantidad de dinero, el Presidente de la República no podí­a dejar de estar enterado; pues yo le digo que sí­, ya que tanto él como yo, sabemos que las operaciones del Estado Mayor Presidencial siempre fueron «top secret», y si mal no recuerdo, ésta fue la causa de que Oscar Clemente se distanciara de Ramiro, pues este último, no quiso entrarle a romper ese cí­rculo hermético que existí­a en el Estado Mayor Presidencial.

El general Otto Pérez Molina sí­ ha de saber a nombre de quién se hicieron estos cheques, aunque optó por reconocer que los mismos sí­ existieron, pero que hace tanto tiempo que pasó, que se le olvidaron. Este descubrimiento se hizo para perjudicarlo, pues es candidato presidencial y no le conviene, a menos de dos meses de las elecciones generales, armar semejante revuelo; ojalá que recobre la memoria después de las elecciones.

Lo malo de este asunto, es que se presta a manchar la imagen del licenciado Ramiro de León Carpio, por simples suposiciones; pues no existen pruebas fehacientes de su participación, tildándolo muy a la ligera de ladrón, con el agravante que no se puede defender, por haber ya fallecido; sin embargo, creo que los 22 ex gobernadores que tuvimos el honor de servir al paí­s con su guí­a, seguimos creyendo que Ramiro fue un hombre honesto y ciudadano ejemplar.