Los polí­ticos y sus chistes


En medio de la debacle nacional, del pesimismo y la mala fortuna que el guatemalteco experimenta a diario, siempre hay gente salvadora, ocurrente y chistosa que con sus salidas le ponen un toque pintoresco a la existencia. Qué serí­a nuestra vida sin, por ejemplo, los polí­ticos que con frecuencia son el instrumento perfecto de Dios para hacer de este valle de lágrimas algo más humano.

Eduardo Blandón

No es gratuita mi afirmación. Lea, por ejemplo, las declaraciones de los polí­ticos que viajaron a Brasil a ver los Juegos Panamericanos. Ellos afirman que prácticamente fue un viaje de trabajo. Se trataba de ver, dijo uno de ellos, cómo se desarrollan esos juegos, cuál es su dinámica y, a partir de ahí­, aprender a legislar. Los suspicaces deben alejar sus malos pensamientos y creer de verdad, tener fe, que no fue un viaje inútil o de placer, sino estrictamente laboral. Uno tendrí­a que pensar que los tenaces empleados del Congreso, los trabajólicos que si no se cuidan morirán de estrés, ni siquiera tuvieron tiempo para reposar su cabeza en Rí­o de Janeiro, aunque los jóvenes que participaron en esos juegos dicen no haberlos visto nunca.

Igual chiste sugirieron los que viajaron a Parí­s con todos los gastos pagados, siempre diputados mártires del trabajo infatigable. Ellos afirmaron que se dieron cuenta de la patraña del viaje hasta que tocaron pie en la ciudad de las luces. O sea que uno tiene que creer que alguien se aprovechó de la ingenuidad y la inocencia de gente que no tiene tiempo para andar peregrinando gratis fuera del paí­s. Cómo va a pensar mal uno de esos Padres de la Patria que a diario dan testimonio de honradez, disciplina y amor por el paí­s. Es absurdo.

Los chistes son a granel en la vida polí­tica y divierten, al punto que uno se pregunta por qué algunos renuncian a leer el periódico o a ver las noticias por televisión. La diversión es constante y uno tendrí­a que renunciar ir al circo, al cine o simplemente ver «Animal Planet». Aquí­ hay humor para rato.

Otro chiste bueno es el del FRG cuando afirma que ellos se oponen a la CICIG porque atenta contra la soberaní­a nacional. Serí­a necio pensar que tienen otra razón de fondo, qué va, todos sabemos que el FRG se ha caracterizado por la búsqueda de la justicia, la verdad y la autodeterminación de los pueblos. No hay ni habrá otro paladí­n de la justicia que el fundador de ese partido. Lo demás es necedad, locuritas de la izquierda y los comunistas.

Roxanna Baldetti también ayer se contó un buen chiste. Dice que en su partido no tienen tiempo para las campañas negras porque por ahora están dedicados en alma, cuerpo y corazón a la campaña polí­tica. ¿Cómo pensar mal de ese partido (y en general de cualquier otro) si ya se sabe que suele jugar limpio y las trampas no están entre sus métodos para llegar al poder? Ante todo, la pureza, la honestidad, la transparencia y, entre ellos, nada sucio tiene cabida.

En fin, las bromas y las tomaduras de pelo no tienen fin en el paí­s. Si aprendiéramos a reí­rnos de cada cosa ya ocuparí­amos el puesto de la nación más feliz del mundo. Desafortunadamente, parece que nada de lo anterior da risa. Por eso es que quizá se nos mire tan sombrí­os y desconsolados, tristes. ¿No será que todo esto de más bien ganas de llorar que de reí­r?