UN JUICIO IMPARCIAL PARA EL GENERAL


¡¡Ay de aquel que sea motivo de escándalo!! Aquel directivo de cuello blanco, que siendo el director o jefe de una corporación oficial o privada, planea y ejecuta de manera sutil un robo y que delicadamente encubierto a los medios de comunicación no lo dan a conocer al público, pues no causa escándalo. Ese sujeto es menos culpable que aquel que a través de periódicos y tele es causa de escándalo.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

¡¡Ay del hombre por cuya culpa se produce el escándalo!! Mateo 18,7.

¿Cuántas veces ha salido usted, general Jueves Negro, masacrador de aldeas indí­genas, en los periódicos y en la tele, pretendiendo no sentirse avergonzado de sus fechorí­as y siendo con ello motivo de más escándalo?

Si acaso cree usted que no es culpable, ¿por qué no ordenar a todos sus diputados eferregistas que aprueben el CICIG para que así­ se le juzgue y así­ demuestre al pueblo de Guatemala y al mundo que usted es inocente?

Tenga por seguro que cada vez que busca escabullirse y utilizando movidas de politiquerí­a barata, rehúye un juicio, es, por enésima vez, piedra de escándalo.

Escándalo. Dicho o hecho reprensible que es ocasión de daño y ruina espiritual del prójimo. Desenfreno, desvergí¼enza, mal ejemplo (DRAE).

Imagí­nese, General, cómo serí­a la cosa si acaso usted auténticamente deseoso de que se le someta a un juicio lo más imparcial posible, ordena a sus diputados eferregistas que encuentren el procedimiento para lograr, que de acuerdo con la ley, el CICIG lo juzgue. Imagí­nese, General, cómo serí­a la cosa, si una vez juzgado por el CICIG, usted es declarado inocente.

Es más, imagí­nese una vez más, General, como serí­a la cosa, si usted ordena a sus diputados que soliciten al CICIG la participación, en el juicio, de los jueces españoles que hace rato que lo persiguen. Ya solamente el hecho de lograr que el CICIG lo juzgue, serí­a para usted motivo de orgullo y provocarí­a admiración de parte del pueblo, de este su pueblo chapí­n que por tantí­simos años lo ha mantenido, ha sido fuente del sustento para usted, pueblo con el cual usted tiene una deuda que no puede ignorar.

¡¡Ah, y recuérdese que no es sólo usted, sino que son varios los miembros de su familia a quienes el pueblo de Guatemala ha mantenido durante varios años. Esa generosidad, le obliga, General!!

Ahora que como octogenario está usted en el ocaso de su vida, serí­a muy apropiado que aprovechara esta oportunidad para aclarar al pueblo la verdad de las cosas. Si usted, creyendo tener razones justificadas para no permitir sean jueces guatemaltecos, quienes procedan, aproveche esta oportunidad, la última que tendrá para que sea una entidad imparcial, no guatemalteca, como el CICIG quien lo lleve a los tribunales.

Piénselo, General. Piense que una decisión de ese calibre, le liberarí­a a usted de la responsabilidad que todos los escándalos le adjudican.