Al volver de viaje encontré un mensaje del cardenal Rodolfo Quezada Toruño acompañado de varios documentos eclesiásticos relacionados con mis comentarios sobre la misa en latín y el tema, para mí más importante, del ecumenismo. Me dice el prelado que pone a mi disposición información documental para que pueda tener un juicio verdaderamente objetivo y en verdad, como católico, le agradezco a Monseñor la molestia que se ha tomado para proporcionarme la ilustración necesaria.
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Tuvo la gentileza de enviarme el «motu proprio del papa Benedicto XVI sobre la misa en latín», las respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia, un artículo comentario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una bella edición del Catecismo de la Iglesia Católica publicado por el anterior Papa y cuyo coordinador fue el entonces Cardenal Ratzinger y el compendio de la doctrina social de la Iglesia, editado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz.
El tema ha sido objeto de interesantes discusiones en el mismo seno de mi familia y uno de mis hijos me recordaba lo que rezamos en la misa al repetir el Credo, sobre nuestra fiel creencia en nuestra Iglesia como única, santa, católica y apostólica. Y le decía yo a mi hijo que nunca he tenido duda de que mi Iglesia es todo eso, pero creo que fue un enorme paso el que se dio con la postura de abierto ecumenismo que adoptó el Concilio Vaticano II. El domingo anterior, oyendo misa en Estados Unidos, el padre tocó el tema y dijo que nuestra Iglesia tiene sacramentos, la escritura y la derivación del mandato del mismo Cristo preservada por su Vicario. Por supuesto que jamás renegaría de nada de eso y mi punto es simplemente que no podemos dejar de respetar a quienes tienen otra forma de buscar a Dios, a lo mejor sin todos los sacramentos y, más aún, sin nuestras sagradas escrituras, pero no me cabe la menor duda de que ese Dios bondadoso y justo provee la salvación para todos, incluyendo a quienes no forman parte de esta nuestra Iglesia que es una, santa, católica y apostólica.
Lo que me pasa a mí es que siento que este Pontificado, con todo y la docta experiencia del Papa, da tumbos en algunos casos. Cuando el Papa arremetió contra el Islam y luego dijo que había sido citado fuera de contexto, tuvo que disculparse. La verdad es que la frase suya era muy dura en el contexto en que fue presentada. También tuvo ya su zipizape con los judíos y luego con los indígenas de América Latina al negar que la evangelización hubiera sido a sangre y fuego. Honestamente pienso, como ya dije, que el tema de la misa en latín no es para que nadie se rasgue vestiduras porque al fin de cuentas es pura cuestión de gustos y cada quien podrá participar en el santo oficio en la forma que más le parezca.
Lamentablemente me topé con todos los documentos en medio de un berenjenal que yo mismo armé y no he tenido tiempo para iniciar su lectura, pero como fiel de nuestra Iglesia, lo cual digo con verdadera honra y gusto, le digo a mi Arzobispo que aplicadamente me daré a la lectura de todos ellos para mejorar mi acervo y para, como él dice, tener juicios más objetivos. El tema me apasiona y me interesa porque siento que vivir la religión es mucho más que sentarnos a «oír misa» como se solía decir en viejos, pero recordados tiempos y participar de las formas externas de la fe. Gracias Cardenal por su fineza, y espero que esa oportunidad de conversar se produzca cuanto antes.