La sociedad guatemalteca no es estática. Avanza en forma paulatina tratando de superar problemas como la corrupción e impunidad. La ciudadanía resiente -y enfrenta con las leyes- la presencia cotidiana de la delincuencia y el crimen organizado. También existe conciencia en amplios sectores de la población para impulsar procesos de desarrollo: lograr transformaciones científicas, culturales y técnicas, con el propósito de ampliar las oportunidades a las generaciones presentes y futuras.
En Guatemala ciudadanos y ciudadanas se plantean la consolidación de sus derechos para vivir en libertad. El dialogo y la negociación política fueron factores de especial importancia para superar el conflicto armado y prevalecen en la actualidad como ejes básicos para consolidar la racionalidad. Sin desconocer la existencia de contradicciones no resueltas en el ámbito político y socioeconómico, hombres y mujeres se plantean la solución de problemas con una óptica ajena a toda pretensión de infalibilidad.
La participación ciudadana es el conjunto de actividades voluntarias a través de las cuales hombres y mujeres intervienen en los asuntos de su comunidad, comprometiéndose con las decisiones colectivas. Una de las principales formas de participación lo constituye asistir a las urnas para ejercer el derecho y deber cívico de votar. El actual proceso electoral guatemalteco forma parte fundamental de la vida política y es un ámbito natural de la acción ciudadana.
Las elecciones en Guatemala, como parte del principio de alternabilidad en el poder, han originado un amplio número de candidatos a la Presidencia y comentarios de diferentes grupos sociales señalando dispersión ideológica, despilfarro de recursos e inadecuada organización electoral. Son ideas y deben respetarse, pero también se puede argumentar que una forma de fortalecer la democracia es la participación. En la actualidad no se excluye a ningún ciudadano o ciudadana para emitir su voto y su inmediata implicación es el fortalecimiento del sufragio universal.
Vivir en un país donde prevalezcan los principios de democracia y paz es demanda justa y actual de guatemaltecos y guatemaltecas. Su finalidad es lograr una adecuada convivencia social, donde se admita la diversidad ideológica, política y étnica. La democracia, como estilo de vida, tiene vigencia en un marco constitucional y se expresa a través de valores como la libertad. Su significado se encuentra cuando la ciudadanía se desarrolla sin interferencias ni presiones. Son las leyes quienes establecen restricciones. La justicia es equilibrio entre las partes. Garantiza los derechos individuales y colectivos de hombres y mujeres. Asimismo, la responsabilidad requiere responder por lo que se hace o dice y asumir sus consecuencias. La tolerancia respeta la diversidad de culturas, así como formas de expresión y su fin es logar armonía en la diferencia. En la igualdad se establece que los seres humanos tienen los mismos derechos y, sin distinciones, nadie puede estar al margen de la ley. No excluir a nadie del derecho de votar es un ejemplo. La pluralidad quiere decir convivencia pacífica y productiva aceptando diversos puntos vista, intereses y proyectos.
Ser ciudadana o ciudadano significa estar sujeto a derechos y obligaciones de carácter político pues forman parte de una comunidad dentro del Estado y pueden intervenir con responsabilidad ya sea en forma directa o indirecta en los asuntos de interés público. Estos factores señalan la importancia de participar en las elecciones del próximo 9 de septiembre en Guatemala porque es en el proceso de integración de los órganos del Estado -a través del sufragio- donde especialmente se ejercen los derechos de la ciudadanía. Considerando esta afirmaciones, es adecuado señalar lo expuesto por Aristóteles: «El ciudadano sin más se define por su participación en la justicia y en el gobierno».
En la actualidad, hombres y mujeres en Guatemala coinciden en la necesidad de estar presentes en organizaciones amplias, flexibles y plurales para actuar aquí y ahora, con el objetivo de efectuar actividades políticas en su vida cotidiana y responder a exigencias socioeconómicas recientemente generadas. Cada ciudadano o ciudadana forma parte de la organización electoral (vigilan las elecciones), puede elegir o ser electo y tiene el derecho a informarse y ser informado. Esta realidad implica concederle importancia a la acción colectiva ciudadana para lograr las transformaciones políticas, sociales y económicas que requiere la sociedad.
La vida política de la sociedad guatemalteca no podría existir sin la participación de ciudadanos y ciudadanas quienes juegan el doble papel de promotores y destinatarios de las acciones del gobierno. De igual manera, las acciones ciudadanas hacen funcionar las instituciones públicas y le dan contenido a sus leyes.
La racionalidad para actuar ante la vida permitirá avanzar a ciudadanos y ciudadanas de Guatemala con la finalidad de fortalecer la integración social. Para lograrlo, el factor básico es la modernidad pues consolida el proceso de civilidad. Modernidad significa transformación y la impulsan quienes rompen esquemas obsoletos para lograr modificaciones objetivas en la sociedad e innovaciones subjetivas en la vida. Su inmediata implicación se encuentra al surgir un nuevo pensamiento porque la modernidad fortalece la madurez y acción reflexiva de la ciudadanía.