De todo hay en la viña del Señor


Al hablar ayer de la proliferación de foros y del escaso producto que los asistentes pueden obtener de ciertos formatos en los que, por ejemplo, se da a cada candidato cinco minutos para que exponga su plan de seguridad, lo que consumirí­a más de una hora (pocos se ajustan al lí­mite de tiempo) si asistieran doce de los aspirantes, decí­a yo que los candidatos tienen que evaluar cada una de las invitaciones para ver si el beneficio a obtener se compensa con el costo en términos de tiempo a dedicar no sólo para asistir sino para preparar el evento, a lo que se suma el desgaste fí­sico que significa ese tipo de debates.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Sin embargo, recibí­ un correo que quiero compartir con los lectores y dice así­: «Al leer hoy, como todos los dí­as, los editoriales de La Hora, me ha quedado una gran preocupación. Con el sueño de la participación ciudadana, desde comienzos del año pasado, mucha gente que desde hace tiempo están en el esfuerzo heroico de generar una fuerza social popular, con poder, capaz de atender las necesidades de las comunidades y de contribuir a las transformaciones estructurales que el paí­s necesita, desde coordinadoras que integran asociaciones de comunidades y organizaciones sociales, tanto en el nivel comunitario y municipal, como el departamental y regional, han venido trabajando en la elaboración de planes integrales de desarrollo, que luego convierten en agendas polí­ticas, para ser presentadas a los candidatos a alcaldes, a candidatos a diputados y hasta a los candidatos a Presidente y Vicepresidente, tratando de informarles de la verdadera realidad de nuestros pueblos y pidiéndoles que asuman un compromiso concreto con ella, a cambio de la serie de falacias e improvisaciones que propalan a diestra y siniestra. La preocupación es que su editorial, sin nombres y apellidos de los foros a que se refiere, sirva de excusa y de justificación, a los polí­ticos electoreros, para rehuir este diálogo y este compromiso, lo cual es injusto, pues, sin quererlo usted, estoy seguro, echa por la borda esfuerzos de tantos meses y cierra el camino a algo, de lo poco que puede ser valedero en esta campaña electoral, tan falta de propuestas serias y tan llena de mentiras y engaños. Como sé que no es esa su intención, le agradeceré infinitamente que aclare y más bien aliente los verdaderos foros populares, que ya se preparan en varios municipios con los candidatos a alcaldes, en varios departamentos con los candidatos a diputados y en varias regiones con los presidenciables. Muchas gracias por la atención que brinde a la presente. Respetuosamente Manolo Garcí­a Garcí­a».

En primer lugar no creo tener tanta influencia como para marcar el comportamiento de los candidatos y lo que escribí­ es producto de mi propia experiencia al participar en foros polí­ticos. Creo que lo que plantea Manolo es diferente porque se trata de encuentros directos entre grupos de pobladores que desean presentar sus ideas a los candidatos y buscar compromisos, lo cual es muy distinto a ese formato de los mal llamados debates en los que no se puede realmente debatir porque no hay ni tiempo ni condiciones para realmente contrastar puntos de vista. No creo en la efectividad de muchos de los foros organizados con mucho entusiasmo pero sin mayor profundidad. En cambio, el contacto directo del candidato con grupos de pobladores es distinto, porque aunque también se sujeta a un profundo escrutinio, se retroalimenta con el sentir de la concurrencia.

Y en resumen, los peores foros son aquellos en los que los organizadores quieren tener su propio show y de esos hay más de los que Manolo pueda imaginar.