Han anunciado los seguidores del 666, José Luis Miranda, que su líder entrará a Guatemala con o sin el permiso, o sea la visa de entrada que todo extranjero debe presentar en cualquier país del mundo para su ingreso. Sólo esta abusiva declaración nos da una muestra de la prepotencia y el irrespeto a las autoridades del país que se han pronunciado en contra, al declararlo no grato, además, tener el tupé de amenazar con una demanda económica contra los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador por denegar la entrada al hombre que se hace llamar «anticristo». Según lo declarado por el vicepresidente de esta secta, Jorge Batres. Si antes de conseguir el visto bueno de entrada a tres países son capaces estos graciosos de amenazar, ya podemos imaginar de qué no serán capaces para ganar adeptos; por supuesto que a estos conglomerados pecaminosos lo que más les interesa es el dinero. Nos basta recordar la gran masacre de Cuaco, provocada por el peligroso violador y asesino en Estados Unidos y que en el nombre de Dios logró fundar una gran secta que más bien era un polvorín, con gran almacenaje de armas y un considerable ejército de asesinos armados que mantenía a todos sus fieles en una cárcel donde no podía entrar ni salir nadie. Hasta que llegó el final trágico de la muerte de cientos de mujeres y niños envenenados por la gran lavada de cerebro que este mismo diablo-hombre se encargó de inculcar en la mente de pobres gentes engañadas y utilizadas y robadas, porque primero les hacía firmar documentos para apoderarse de sus riquezas; fue una dolorosa matanza que pudo evitarse. Pero en la tardanza de las autoridades en intervenir estuvo el peligro, pese a las muchas denuncias, el resultado fue trágico y fatal. Ahora bien, si examinamos detenidamente la demanda anunciada a tres países centroamericanos, inclusive Guatemala, vemos claramente que su principal interés es el dinero, no propiamente la entrada del cabecilla Miranda. Ya que claramente asegura Batres «demanda económica». El Congreso de la República emitió un punto resolutivo por medio del cual requirió al presidente Berger que se dictaran las medidas necesarias para negar el ingreso a quien se autodenomina «anticristo». La Gobernación departamental, el director de Migración, Santos Cue, también se pronunciaron en contra, aparte de muchas opiniones que se unen a la prohibición de entrada a Miranda. El arzobispo de Tegucigalpa, monseñor í“scar Andrés Rodríguez, opinó no estar de acuerdo con las actuaciones de quien se denomina «anticristo» por promover manifestaciones religiosas callejeras; «sus seguidores no están bien en su juicio, son seres humanos con problemas mentales y débiles espiritualmente», dijo el prelado a la agencia AP. El presidente del Congreso de Honduras, Roberto Michetetti, expresó: «No permitiremos que ese loco ponga un pie en nuestro territorio y tatúe a algunos compatriotas con el signo de la bestia», aseguró. Para muestra de los desórdenes, abusos y ofensas a otras religiones, especialmente la católica, tenemos los hechos irreverentes de sus seguidores, que marcharon por las calles de Tegucigalpa como un anticipo de bienvenida al hombre-dios, programada para el 10 de abril pasado, pero las manifestantes ante el anuncio de la prohibición de entrada, arrastraron crucifijos, para luego arrojarlos a la basura, vestidos de negro y con el 666 en sus espaldas, gorras y portaban pancartas con las leyendas: «El pecado no existe y somos salvos», queda sobreentendido que estas visitas de sujetos intocables y mentirosos que van avaricientos tras un botín, no vienen como mansas palomas, sino con la espada desenvainada y con el peor de los venenos a destruir el espíritu de cuantos tontos se cruzan en su camino. Recomiendo leer «El nardo en la palabra», de Amable Sánchez Torres (miércoles 18 de abril de 2007), que finaliza su columna con: «El anticristo esté donde esté y se disfrace de lo que se disfrace, no es más que el petate del muerto».