Rumbo a la derrota


El pasado jueves 12 publiqué un artí­culo en el que me referí­a a ese extraño fenómeno interno que ocurre en la conciencia de aquellas personas que se lanzan en pos de la Presidencia de la República, con raquí­tico respaldo electoral, casi a sabiendas que caminan rumbo a la derrota.

Eduardo Villatoro

Cuando se publican las primeras encuestas y los nombres de los precandidatos ni siquiera los mencionan los entrevistados o aparecen muy rezagados en la preferencia popular; osadamente persisten en sus intenciones, seducidos por palabras lisonjeras e interesadas de amigos que buscan una diputación, v. gr., pero sin que esos presidenciables cuenten con alguna posibilidad de triunfo.

Salvo contadas excepciones, generalmente quienes desde el principio de los procesos de proselitismo encabezan las encuestas suelen mantener esas posiciones, como lo demuestran las más recientes elecciones generales, aunque una asimetrí­a singular la constituyó la candidatura de Jorge Serrano Elí­as en 1990. Cuando en marzo de ese año se levantó la segunda encuesta obtuvo apenas el 1% de aceptación popular.

Al respecto, recuerdo la conversación que sostuve con el entonces representante de los partidos de oposición al gobierno del presidente Vinicio Cerezo, en la desaparecida Comisión Nacional de Reconciliación, cuando, en mi calidad de secretario ejecutivo de esa instancia, viajábamos a Oslo, juntamente con el abogado Mario Permuth, ciudadano notable suplente, miembros los tres de la misión de la CNR que efectuarí­a negociaciones con comandantes de la URNG.

Después de una escala técnica en Amsterdam, Serrano Elí­as me dijo sin rodeos: «Â¿Qué opinás vos respecto a si debo seguir en la campaña electoral?, en alusión al sondeo. Mi respuesta la resumo así­: Depende de tres factores. Uno, el compromiso que tenga tu partido (el MAS) en la internacional a que pertenece; luego, lo más importante, que inscriban o no al general Rí­os Montt (por el voto evangélico), y, finalmente, que retornemos de Oslo con un acuerdo firmado con la URNG.

El lí­der del FRG no fue inscrito, en la capital de Noruega suscribimos el «Acuerdo básico para lograr la paz por medios polí­ticos», que fue el umbral de la finalización de la guerra interna, y, adicionalmente, el presidente Cerezo deliberó extensamente con Serrano Elí­as por TV, que más que debate fue el escenario ideal para que el candidato, que ya se situaba entre los dos primeros lugares de preferencias electorales, expusiera su elocuente retórica.

Lo que resta es conocido. El malogrado periodista Jorge Carpio triunfó en la primera vuelta, pero Serrano Elí­as lo venció en la siguiente ronda, aunque poco le tardó el gusto de sentarse en la Silla Grande.

En las actuales circunstancias, pensé que probablemente el predicador Harold Caballeros podrí­a dar la sorpresa, cuando se rumoreó insistentemente que su naciente organización polí­tica ViVa se aliarí­a con el Partido Unionista, en virtud de la fortaleza que mantiene en buena parte del electorado el alcalde ílvaro Arzú, y por el número de indecisos. Pero ambos no llegaron a un acuerdo, de manera que es sumamente difí­cil que, en solitario, el ex pastor pueda disputar la Presidencia a los candidatos ílvaro Colom y Otto Pérez Molina, y menos aún el rubicundo Fritz Garcí­a-Gallont.

Si los aspirantes presidenciales Luis Rabbé, Francisco Arredondo, Mario Estrada, Manuel Conde, Jorge Briz y Rodolfo Rosales Garcí­a-Salas (citados en orden descendente) ni siquiera rascaron el 1 % de intenciones de voto, según la más reciente encuesta de elPeriódico, lo más sensato -si es que en la polí­tica guatemalteca cabe la prudencia- serí­a que abandonaran la lucha para no gastar inútilmente esfuerzos y recursos de todo tipo. Pero esa es sólo una opinión, porque me es indiferente la decisión que adopten.

Tampoco estoy interesado en dar consejos que no me están pidiendo, pero como en peores circunstancias se encuentran los presidenciables í‰dgar Gutiérrez, Miguel íngel Sandoval, Pablo Monsanto, Andrés Girón, Leonel Sisniega Otero y Vinicio Cerezo Blandón, supongo que podrí­an sopesar su participación, habida cuenta que ni siquiera aparecen entre los aspirantes a suceder al presidente í“scar Berger. Caminan hacia una derrota más que anunciada.

(Según e-mail que un polí­tico le envió a Romualdo Hacebedo, al señor Estuardo Fuentes se le atribuye ser el comisionado presidencial de megaproyectos del probo régimen gubernamental, como el aeropuerto, para cuya construcción el Ministerio de Educación transfirió Q100 millones. También tendrí­a a su cargo la compra de computadoras escolares. Al parecer, por mera casualidad es el esposo de la ministra Aceña).

Frase para resaltar:

Aquellos candidatos presidenciales que en las encuestas ni siquiera logran arañar el 1% deberí­an sopesar su participación electoral, por su propio bien, para no hacer el ridí­culo.