Oportunamente dije que promulgar la Ley del Registro Nacional de Personas -Renap- no significaba ponerlo en práctica. Tal y como lo esperaba no me libré de los calificativos de pesimista y de andar viéndole sólo el lado malo a las cosas, a pesar de que siempre he dicho que mis opiniones pueden estar equivocadas, pero que cuando las expreso siempre tengo los pies bien puestos sobre la tierra. El tiempo me dio la razón, estas son las horas que no hay una sola señal para que por fin se pueda sustituir la cédula de vecindad, documento que, además de ser poco práctico, no es seguro, mucho menos confiable. La ley del Renap se promulgó el 20 de febrero de 2006 y 14 meses después, el Congreso está obligado a prorrogar su entrada en vigencia, porque contar con un documento único de identificación sigue tan verde como el Palacio Nacional de la Cultura.
Sigo quedando defraudado entonces porque algún gobierno pueda tener la más mínima capacidad de acción, mucho menos de organización, como de poder llevar a cabo aquellas cosas que son de verdad importantes para el país. Porque si al Congreso, dentro de tantos caprichos y veleidades que se le viven ocurriendo, dispusiera no prorrogar la entrada en vigencia de la citada ley para registrar a las personas, ocasionaría enormes dificultades a los guatemaltecos. ¿Se pueden imaginar que los padres de familia no tendrían adónde ir para registrar el nacimiento de sus hijos? Nuestros alcaldes, muchos de ellos con limitadas capacidades de acción, mucho hacen con escribir a mano los registros en voluminosos libros los datos que se les consignan, pues aparte de los nacimientos también se asientan las defunciones y la extensión de las cédulas de vecindad ¿entonces, qué va a hacer la población si por ley los alcaldes tendrían que cerrar las puertas de los registros civiles?
Además de lo anterior, para el Tribunal Supremo Electoral la actual y todavía vigente cédula de vecindad y su registro es un documento que le dificulta montar todo el andamiaje electoral al que está obligado a organizar cada cuatro años. De ahí que sea mal pensado y pregunte ¿no será esa la causa por la que el actual gobierno haya dejado de lado poner en práctica la utilización de un documento único de identificación y así seguir haciendo micos y pericos con los registros de ciudadanos?
No quiero terminar sin dejar de insistir que la sola puesta en funcionamiento del INAP tampoco es suficiente. Su eficacia se medirá a través del paso del tiempo y si, como bien dice el doctor Carlos Pérez Avendaño, no han sido capaces ni de mantener funcionando los «aireadores» del Lago de Amatitlán, ¿qué podemos esperar de manejar bien el registro de personas si a estas alturas no se ha hecho nada para ponerlo a funcionar?