Reprobable e insultante


En sistemas socialmente contrapuestos

la justicia sirve y tutela intereses

de clase muy diferenciados

Ricardo Rosales Román

Los paí­ses capitalistas desarrollados, en ví­as de desarrollo o en condiciones de subdesarrollo, dependencia y atraso, han estructurado sus Estados e instituciones, leyes y reglamentos, organismos de seguridad e investigación y persecución penal, para ponerlos al servicio de las clases dominantes, los sectores y fuerzas gobernantes, los monopolios y las transnacionales cuyos intereses tutelan.

Por el contrario, en los paí­ses socialistas de la otrora Europa del Este y en la ex Unión Soviética, se trató de que ello estuviera al servicio de la clase obrera, el campesinado, los trabajadores cientí­ficos, intelectuales y artistas, cooperativas campesinas, pequeños y medianos agricultores, artesanos y soldados. Los intereses de clase tutelados eran diametralmente opuestos a los de los paí­ses capitalistas desarrollados, de aquellos en ví­as de desarrollo y de los subdesarrollados.

De acuerdo a las nuevas y complejas condiciones que se crean a raí­z de la caí­da del muro de Berlí­n, la disolución de la URSS y la desaparición del campo mundial del socialismo, está claro que ahora en la República Popular China, la República Socialista de Vietnam y la República de Cuba, la construcción del socialismo avanza de acuerdo a las condiciones concretas de cada paí­s y sobre novedosas bases de cooperación y relación internacionalista solidaria.

Lo nuevo de esta etapa es que China, Vietnam y Cuba transitan por una ruta inédita que constituye la alternativa actual al sistema capitalista en la época de predominio de la globalización y el neoliberalismo, la fascistización del imperialismo y de guerra contra el terrorismo internacional como polí­tica de Estado de la potencia más grande de la historia.

En sistemas socialmente contrapuestos la justicia sirve y tutela intereses de clase muy diferenciados. En el capitalismo todo gira alrededor del interés individual; en el socialismo, del interés social. El capitalismo es, por su origen y objetivos, individualista, egoí­sta, mezquino, subyugador y transnacional: salvaje. El socialismo, por su naturaleza y carácter, es colectivista, solidario, internacionalista y emancipador; humanista.

Una de las caracterí­sticas del sistema anglosajón de justicia en general, y en Estados Unidos en particular, es que está basado en un «conjunto de sentencias de los tribunales de las que emana un criterio uniforme y constante de estos respecto a determinada materia». Así­ lo consigna el doctor Rodrigo Quijada en su Diccionario General del Derecho. Es lo que la doctrina dice.

En la práctica, la jurisprudencia estadounidense ?en mi opinión? da lugar a resoluciones en unos casos, contradictorias, en otros, insultantes y aberrantes y, en el del que paso a ocuparme, de lo más indignante y contrario a la justicia.

La reciente disposición de dejar en libertad al connotado criminal Luis Posada Carriles con base en subterfugios y retorcidas interpretaciones de la ley, pone en entredicho al sistema judicial de Estados Unidos.

Posada Carriles es responsable de múltiples atrocidades, crí­menes, torturas y vejaciones ordenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los contrarrevolucionarios de origen cubano estadounidense radicados en Miami. Es un prófugo de la justicia venezolana y que después de haber sido indultado por la entonces Presidenta de Panamá, señora Moscoso, entró ilegalmente a territorio estadounidense con el apoyo y complicidad de gente de su misma calaña.

Lo reprobable e insultante es que el gobierno de Bush ?que dice estar en guerra contra el terrorismo internacional en escala mundial? al ordenar la puesta en libertad bajo fianza de Posada Carriles, se convierte en su principal protector y cómplice, mientras mantiene encarcelados y sentenciados a largas condenas de prisión a cinco luchadores antiterroristas cubanos a quienes no se les han podido probar los hechos que se les imputan, en violación a las leyes y a la propia Constitución de Estados Unidos.

Ello y mucho más, es propio de un sistema que se sostiene gracias a la maquinaria y alta tecnologí­a bélica con que cuenta y las fuerzas de tierra, mar y aire de que dispone.

En todo caso, su primera gran derrota militar en América Latina, en abril de 1962, en Playa Girón, y la que humillantemente le infligieron en el sudeste asiático los heroicos combatientes y el pueblo vietnamita, así­ como el empantanamiento a que Bush ha llevado a sus tropas en Irak, demuestra que no es invencible y que la solidaridad internacional puede obligarlo a que los crí­menes de Posada Carriles no queden impunes y sean liberados los cinco patriotas cubanos injustamente confinados en distintas cárceles del imperio.