Es por todos conocida la norma que obliga a los gobiernos de turno a no hacer propaganda de sus obras o realizaciones desde el momento en que el Tribunal Supremo Electoral haga la convocatoria formal a elecciones generales. Se espera entonces que a partir del 2 de mayo próximo entrante Berger cumpla con la disposición legal, aunque no extrañaría comprobar otro incumplimiento más para ponerle una mancha más al tigre.
Por consiguiente, se espera que en los subsiguientes días tendremos que soportar toda una avalancha propagandística como que habrá que abrir bien los ojos para que no se vaya a publicitar la «inauguración» repetida de lo mismo, cosa nada rara de ver en nuestro medio. Pero aparte de que la obra pública debiera ser considerada como una gorda obligación de los gobernantes y que es utilizada como instrumento político publicitario aportándola «como quien no quiere la cosa» a la campaña oficialista, hay que tener en cuenta las obras calificadas de «mega proyecto» por sus elevados costos y esfuerzos para llevarlos a cabo.
El que no hayan podido siquiera empezar a desarrollar el Anillo Periférico Metropolitano, tengo la impresión que fue una gran tomada de pelo o una confirmación a su falta de capacidad, puesto que ameritaba desarrollarlo con el fin de facilitar el tránsito de vehículos y evitar el obligado paso por la ciudad capital de los de gran tamaño. De acuerdo con las últimas informaciones recibidas, el gobierno no contempló dentro de las bases para recibir ofertas de su construcción, invertir ni un solo centavo en la compra de los terrenos por donde pasaría la carretera de cuatro carriles, sino simplemente dejó en manos de las empresas constructoras-inversionistas tener que hacerlo, en vez de haber planificado diversas opciones, de tal manera que la factibilidad del mismo se pudiera concretar con mayor certeza, sin mayores dilaciones.
De lo anterior deviene mi pregunta: ¿por qué seguir teniendo un gobierno tan grandote y burocratizado, si es incapaz hasta para elaborar estudios, análisis y las investigaciones indispensables en la realización de obras como la mencionada?. No es necesario ser erudito en planificación para saber que todo problema o solución al mismo debe contemplar diversas opciones, mucho más una de tal envergadura. De aquí también parte la confirmación de la duda que me dejó sembrada la entrevista que le hiciera la revista dominical de Prensa Libre (1 abril 2007) a don Juan Luis Muñoz, en la que expresó que no es cierta la afirmación de que «La Aurora» vaya a ser el mejor «aeropuerto de Centro América», el que podrá tener buena instalaciones par avender o comprar, pero que va a seguir teniendo una pista corat y sin la elevación total, entonces ¿en qué quedamos por fin?