La reelección de Sergio Morales


Tras intensos meses que se caracterizaron por ataques y campañas negras en contra de la figura del doctor Sergio Morales, ayer en el Congreso de la República se concretó la reelección del actual Procurador de los Derechos Humanos para un perí­odo adicional de cinco años. La verdad es que los diputados actuaron con lógica porque pese a la forma en que se le quiso denigrar, la función que ha desempeñado ha sido imparcial, objetiva y firme en defensa de los Derechos Humanos, lo que le ha valido el malestar de algunos sectores que no llegan a entender a cabalidad el sentido de esa Procuradurí­a.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Personalmente expresé mi criterio a favor de la reelección del doctor Sergio Morales porque creo sinceramente que ha hecho un buen trabajo al frente de la dependencia. Entre quienes presentaron su hoja de vida para consideración de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso habí­a gente con muchos méritos y especialmente creo que Ramón Cadena Rámila, quien también integró la terna final, llenaba los requisitos para el ejercicio del cargo con creces, pero a pesar de ello, y habiendo seguido desde su creación muy de cerca la función de la PDH, estoy convencido de que Sergio ha hecho un buen trabajo y que puede todaví­a mejorarlo en este segundo perí­odo.

No dejó de ser una paradoja que buena parte de la campaña de desprestigio contra el Procurador, que desde luego se traduce en desprestigio de la institución y de sus funciones, viniera de gente que no sólo propuso al mismo Sergio hace cinco años, sino que no tení­a argumentos sólidos para objetar su continuidad, como no fuera el hecho de que el doctor Morales haya sido un funcionario independiente que no se plegó a intereses polí­ticos ni mantuvo a la Procuradurí­a como reducto de determinada fuerza polí­tica. Especialmente penosa fue la participación de activistas de derechos humanos que desnaturalizaron por completo la legitimidad de su aspiración por la forma en que se comportaron al comprometer la institucionalidad del Procurador de los Derechos Humanos anteponiendo sus ambiciones al compromiso que en teorí­a tienen con un tema crucial para el desarrollo de la democracia en el paí­s.

Pese a que yo personalmente habí­a expresado mis simpatí­as, publicamos varias expresiones serias de personas o sectores que apoyaban otras aspiraciones, cumpliendo con lo que ha sido norma nuestra en el sentido de garantizar amplitud para que en nuestras páginas no sólo se expresen puntos de vista coincidentes con la lí­nea editorial del diario, sino también los que difieren de la misma.

Y al terminar el proceso sentimos que si bien se logró un resultado satisfactorio, es bueno llamar a la reflexión a los grupos que se lanzaron a la campaña en contra del Procurador para que recapaciten en el sentido de que sus acciones y crí­ticas no dañaron sólo la figura de Sergio Morales, sino a la institución que representa y eso es grave para el paí­s.

Al doctor Morales yo le repetirí­a lo que dije en anterior ocasión. Acaso su segundo mandato tendrá que hacer más énfasis en crear conciencia de lo que es la temática de los derechos humanos y educar a la población para que deje de verse la protección de tales derechos como una protección al delincuente y al sinvergí¼enza. Hay una distorsión marcada por la forma en que durante el conflicto se trató de desprestigiar toda vigilancia de los Derechos Humanos que tiene que revertirse con hechos y con educación permanente a la población. Esa es, creo yo, la tarea que tiene pendiente el doctor Morales para sellar su segundo mandato.