La Organización Mundial de la Salud, más conocida por sus siglas de OMS, fue establecida por las Naciones Unidas inspirada en los ideales más elevados para ofrecer ayuda a todos aquellos que están padeciendo enfermedades y promover el bienestar sanitario de toda la humanidad. La salud es uno de los derechos humanos de mayor trascendencia, pues el mismo se desprende de la dignidad inherente a las personas.
En 1966 la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, aprobó el Pacto Internacional de los Derechos Económicos Sociales y Culturales que ocupa un lugar central en las actividades del organismo mundial para proteger los derechos y las libertades fundamentales de los habitantes del planeta.
Ese pacto contiene un catálogo de disposiciones jurídicas de particular importancia para el respeto del derecho a la salud física y mental, la educación, el derecho al trabajo, el derecho a la vivienda, el derecho a la seguridad social y otros más.
A pesar de los notables progresos alcanzados desde la creación de las Naciones Unidas en la superación de los problemas derivados de las privaciones que padecen los seres humanos, más de mil millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema, sin un lugar donde abrigarse, con hambre y malnutrición, desempleo, analfabetismo y con malas condiciones de salud.
El artículo 1 del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales estipula que todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de ese derecho establecen libremente su condición política y proveen, asimismo, a su desarrollo económico, social y cultural.
Durante muchos años la República de China, en Taiwán, fue miembro de la Organización Mundial de la Salud, OMS, habiéndose beneficiado enormemente de la asistencia de la misma; la malaria fue erradicada de Taiwán durante aquel período, sin embargo, el posterior reemplazo de Taiwán por China Popular en el seno de las Naciones Unidas en 1971 obligó al gobierno de ese país a abandonar la OMS.
Desde hace más de 10 años, Taiwán ha formulado reiteradas peticiones para ser miembro observador en la Asamblea Mundial de la Salud, el principal órgano de decisión de la OMS, pero sus planteamientos han sido ignorados.
En la actualidad hay varios casos de países o entidades que tienen el status de miembro observador como, por ejemplo, la Orden de Malta y la Organización para la Liberación de Palestina. A estas alturas del siglo 21, Taiwán que es la décimo séptima economía más importante del mundo, todavía está excluida de esa organización internacional.
Para el próximo 14 de mayo está previsto el inicio de la Asamblea General anual de la OMS, ocasión que sería propicia para entrar a conocer la solicitud de este país dado que la misma no sólo es legítima, sino razonable. Según la constitución de la OMS, la salud es un derecho fundamental de todo ser humano independiente de las diferencias en lo que respectiva a creencias políticas. En este caso, es un imperativo respetar el principio de libre determinación de los pueblos. La OMS debe modificar su exceso de politización en este asunto e inclinarse a favor de la protección de los derechos de la salud y la dignidad del pueblo de Taiwán. (La Hora. 11 abril 2007).