Por lo visto la encuesta de opinión realizada por VOX LATINA para el matutino Prensa Libre, publicada el 30 de marzo de 2007, vino a agitar el cotarro nacional. -¿Cómo va a ser confiable esa investigación?, comentaba un indígena fiel seguidor de doña Rigo, ¿que teniendo el respaldo masivo de nuestro sector tan sólo haya obtenido el 2.18% de predilección? Pero ni bien había tardado en decírmelo, que representantes de organizaciones afines salieran diciendo que habían decidido no darle el apoyo necesario a su candidatura presidencial.
Y es que sobre el orbe terrestre hay infinidad de criterios, no digamos actitudes. A lo mejor, el haberse vuelto empresaria de productos para la salud le haya redituado buenos intereses monetarios y que ello no le haya permitido granjearse la simpatía de quienes siempre le han estado reclamando su cercanía al sector presidencial de turno, como su lejanía de ese millón de necesidades aún insatisfechas del sector indígena del país.
De esa cuenta nadie puede hipotecar el futuro, tampoco puede asegurar a pie juntillas que va a ganar las elecciones o que goza del incondicional respaldo popular. Al que lo dude le recuerdo que Berger cuando fue candidato en los inicios de 2003 gozaba del 39.4% inicial de preferencia y cayó al 30.9% en el mes de las elecciones, hasta acercársele peligrosamente ílvaro Colom con el 27.4% de preferencia.
Si hacemos cuentas precisas de la encuesta que venimos comentando, el gran ganador fue el candidato incógnito (49.19% de electores indecisos) porque no hay quién aparezca para despejar la falta de credibilidad y confianza que sigue despertando la mayoría con su mala costumbre de seguir haciendo promesas (en las que la mayoría hace rato dejó de creer) y que para colmo todos sigan diciendo: «Qué piensan hacer», con la mano que se les ocurra, pero nadie se anima a puntualizar: «cómo lo van a hacer».
Si bien es cierto que una encuesta es como una fotografía tomada en determinado momento, también lo es, que no salir en ella o si mucho sólo se le vea el copete, debe resultar dramático para cualquiera y la gran mayoría (salvo la excepción que confirma la regla, de Colom, Pérez y Giammattei, que sumados hacen apenas un porcentaje total del 39.29%) nos hace ver que todo apunta a que las elecciones de 2007 en Guatemala, podrían tener un gran ganador: el abstencionismo, sin incluir los votos nulos y en blanco. Si alguien me criticara porque me estoy anticipando, que hasta el último out se habla o que de adivino no tengo ni la pinta, le doy toda la razón, pero si algo se ha venido demostrando con tantos fraudes y engaños, es que han causado una apatía e indiferencia popular ¡jamás vista! Ojalá me equivoque.