48ª. Asamblea de Gobernadores


En la ciudad de Guatemala, del 19 al 24 de marzo del presente año se celebró el Foro de la 48ª. Asamblea de Gobernadores del BID. La mayor parte de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales divulgaron informaciones y comentarios elogiosos referentes al evento, sin duda alguna por estar vinculados o, peor aún, depender económicamente de la red de bancos internacionales comprometidos con el gobierno de los Estados Unidos de América o de alguna de las colosales empresas transnacionales que, en conjunto, dominan no sólo económicamente sino también polí­ticamente a la casi totalidad de paí­ses de este Continente.

Alfonso Bauer

No se puede negar que algunos de los resultados de la Asamblea hayan sido favorables a nuestros paí­ses centroamericanos, como fue la previa condonación de deuda exterior a paí­ses insolventes, como Honduras y Nicaragua y el compromiso asumido por el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, en el sentido de cumplir con el reciente plan de «realineamiento» de la polí­tica del BID, que se habí­a concretado a financiar megaproyectos en los paí­ses al sur de los EE.UU., que en vez de mejorar las condiciones de vida de las grandes masas de población, serví­an y siguen sirviendo al programa de dominación polí­tico-económico y social del írea de Libre Comercio de las Américas (ALCA) del gobierno de la Casa Blanca y de los intereses de Wall Street. El prometido «realineamiento» consistirá en asistir crediticiamente a nuestros paí­ses no desarrollados, para emprender y columbrar planes auténticos de producción agrí­cola e industrial que efectivamente sean fuerzas motrices de desarrollo no sólo para la minorí­a de la élite del poder económico, sino de las demás clases sociales. Ojalá sea sincera la enmienda a anunciada, pero es de temer que sólo haya sido un señuelo de ocasión a juzgar por lo que a Guatemala le corresponderá como resultado de este foro, en resumen, lo siguiente:

PRIMERO. Un préstamo por US $337 millones, más o menos, Q2,696 millones para financiar ocho programas, que son para: 1) La prevención de la violencia; 2) la reforma de la gestión financiera pública; 3) la reducción de la pobreza en el área rural; 4) el desarrollo económico en el área rural; 5) el manejo sustentable del lago de Amatitlán; 6) impulsar el desarrollo de Petén para la conservación de la Biosfera Maya; 7) el programa de fortalecimiento de la red hospitalaria del paí­s; y 8) para ejecutar la segunda fase del programa de justicia.

No se ha informado debidamente la cuantí­a asignada a cada uno de esos ocho programas, pero conociendo su objetivo se puede afirmar que solamente los programas 3) y 4) son de naturaleza productiva y muy a medias, porque la reducción de la pobreza en el área rural más es de í­ndole asistencial que de producción y el supuesto desarrollo económico en el área rural, se basa ya muy poco en el cultivo de la tierra, si no en las modalidades aconsejadas por la polí­tica neoliberal, que sólo sirve a las empresas agrí­colas de los magnates, pero a quienes no lo son, alternativamente, más bien se les obliga a convertirse en artesanos o hacerse guí­as de turistas, dándoseles precarios préstamos a altos intereses si son para producción agrí­cola, priorizándose los cultivos de hortalizas, flores y frutos de exportación y menguándose los destinados a producir alimentos.

Los demás programas debieran financiarse con recursos del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado, pues al pueblo le resultará muy gravoso el pago de esa deuda externa, ya que la minorí­a capitalista privilegiada, por lo general, evade el pago de los impuestos o lo que es peor y constituye delito de defraudación fiscal, se apropia de retenciones millonarias del impuesto del IVA, que les descuentan los consumidores y que no entregan al Fisco, sin ninguna consecuencia penal, dada la impunidad reinante tolerada por las autoridades públicas.

En tanto que continúe prevaleciendo el virus de la corrupción en los organismos del Estado, ese endeudamiento será baldí­o y no podrán solucionarse los graví­simos problemas de la violencia, del desorden en la gestión financiera, de la contaminación del lago de Amatitlán, el desarrollo de Petén y el resguardo de la Biosfera Maya, así­ como el fortalecimiento de la red hospitalaria y resolver la inoperancia del sistema de justicia nacional, incluyendo la de la Fiscalí­a General.

SEGUNDO. Habida cuenta de que al Foro asistieron 4,300 banqueros y muchos funcionarios de 60 paí­ses, se ha dicho que a Guatemala esta 48ª. Asamblea de Gobernadores del BID le ha abierto las puertas para que vengan al paí­s multimillonarias inversiones; pero de llegar a ser ciertos esos pronósticos, no van a ser para actividades agrí­colas o industriales, salvo para explotación de recursos naturales no renovables (petróleo y metales), en condiciones lesivas al paí­s, el turismo que será nicho de inversionistas estadounidenses y europeos, y para el sector financiero, principalmente bancario, al grado que ya se anuncia la dolarización de nuestro sistema monetaria y la absorción de los bancos nacionales por las redes oligopólicas bancarias internacionales, como el Citi, que ya ha hecho suyos los bancos salvadoreños, que no es otra cosa que dominación imperialista, contra la cual debemos estar quienes creemos y luchamos por la libertad, la independencia y la soberaní­a de nuestra nación.

Más nos convendrí­a a los guatemaltecos entablar relaciones con el recién nacido Banco del Sur que nos inspira en el señorí­o de los magnates morgueanos ni rockefelerianos, como el BID, sino en los principios de solidaridad ni hispanoamericana bolivarianos y martianos.