A los 28 años del asesinato de Colom Argueta


Y pensaron que lo enterraban; pero lo que hicieron fue sembrar una semilla? Desde entonces todo el territorio nacional es su sepulcro?

Félix Loarca Guzmán

Estas luminosas palabras del poeta nicaragí¼ense Ernesto Cardenal, son propicias para recordar que mañana 22 de marzo, es la fecha en que se cumplen veintiocho años del asesinato de Manuel Colom Argueta, uno de los más brillantes lí­deres polí­ticos democráticos de la época contemporánea de Guatemala y de Latinoamérica.

Colom Argueta, doctor en Derecho Laboral, profesor universitario y con una especialización en Planificación Urbana, es considerado con justicia como el mejor Alcalde de la ciudad de Guatemala (1970-1974). Fue asesinado el 22 de marzo de 1979 en una de las calles de la zona nueve al sur de la capital de Guatemala bajo los fuegos de esa novedosa forma de genocidio que se generalizó durante el gobierno del general Romeo Lucas Garcí­a (1978-1982): los crí­menes anónimos perpetrados a plena luz del dí­a contra dirigentes polí­ticos o sindicales democráticos y, que curiosamente nunca fueron aclarados ni por los tribunales de justicia ni por la policí­a.

En la actualidad, la opinión pública nacional e internacional sabe que tales hechos oprobiosos eran obra de comandos parapoliciales y paramilitares que actuaban bajo la más absoluta impunidad al servicio de y por directivas de ese tenebroso régimen militar.

En su respectivo informe, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, CEH, señaló que Manuel Colom Argueta recibió el impacto de 24 proyectiles calibre 45 milí­metros. La mayor parte de las heridas de bala se concentró en el cráneo, la cara y el tórax.

La CEH puntualiza que los familiares de Colom Argueta aseguraron que el operativo fue dirigido desde un helicóptero que sobrevolaba el área y que entre sus tripulantes se encontraba el general David Cancinos, jefe del Estado Mayor del Ejército. La CEH expone que esa versión fue confirmada por testigos.

El informe de la Comisión revela que miembros de la comunidad empresarial al reaccionar ante la ejecución de Colom Argueta, indicaron al personal de la Embajada de Estados Unidos: «era comunista y se lo merecí­a; su muerte fue el trabajo del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Cancinos, quien busca allanar el camino para ser candidato presidencial en 1982».

El general Cancinos fue asesinado poco tiempo después, atribuyéndose la acción el Ejército Guerrillero de los Pobres, EGP, organización que confirmó la versión de la responsabilidad de dicho oficial en la ejecución de Colom Argueta.

A los veintiocho años de este inconcebible hecho criminal hay que recordar que Colom Argueta inspiraba y dirigí­a uno de los más grandes partidos de oposición que hubo en Guatemala, el Frente Unido de la Revolución, FUR, inscrito sólo siete dí­as antes del asesinato. Colom Argueta habí­a luchado durante más de quince años por su inscripción.

El FUR tení­a una excelente organización de masas con filiales en todo el paí­s, con ideologí­a y programas definidos. Nadie dudaba en esa época que su victoria ya estaba asegurada y que Manuel Colom Argueta iba camino a la Presidencia de Guatemala, para hacer realidad sus más caros ideales de construir un nuevo paí­s con libertad y justicia social.