El viaje de Bush visto desde EUA


Esta mañana el diario Pittsburgh Post Gazette editorializó sobre el viaje de Bush hacia América Latina y al final de cuentas sostiene que es muy difí­cil decir si el viaje valió siquiera lo que se consumió en tiempo y en gasolina, y eso que los editores del diario de Pittsburgh no vieron el contingente de F16, de aviones Galaxy, de vehí­culos Cadillac y enormes SUV,s que formaron parte de la comitiva que tuvo que ocupar cinco paí­ses de manera prácticamente simultánea.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Talvez el dato más interesante del comentario es el que cuestiona el interés y la atención que esta administración ha brindado a América Latina y que cuantifica de la siguiente manera: La ayuda económica para estos paí­ses durante este año alcanza la suma de 1.6 mil millones de dólares, de los que la mayor parte va a Colombia en la lucha contra el narcotráfico. Pero esa suma, que podrí­a sonar impresionante, no alcanzarí­a ni para cubrir los gastos de seis dí­as en la guerra de Irak, según expone el rotativo norteamericano, lo que permite poner en su justa dimensión y perspectiva lo que esta región significa para la administración norteamericana.

Y nadie tiene derecho a reclamar más, pero tampoco debemos ser utilizados politiqueramente como lo hizo el Gobierno de los Estados Unidos durante este viaje en el que tardí­amente el señor Bush quiso compensar la creciente influencia que en la región está adquiriendo Venezuela gracias a que Hugo Chávez, en vez de embolsarse el dinero al más tí­pico estilo de nuestros gobiernos, está propiciando enormes programas de ayuda a su propio pueblo y a otras naciones del continente que se benefician de esa forma con la riqueza que el petróleo deja a Venezuela. Podrá cuestionarse desde la perspectiva del mercado el uso que hace Caracas de las ganancias derivadas de la exportación de crudo, pero polí­ticamente no se puede poner en duda que las decisiones de Chávez están resultando positivas para su gobierno.

Cuestionan los acuerdos alcanzados sobre el tema del etanol con Brasil, puesto que no se dijo, por ejemplo, que Estados Unidos mantiene una barrera arancelaria para proteger a los productores locales de ese carburante natural que utilizan maí­z para elaborarlo. Y la polí­tica de subsidios que mantiene Washington en contra de cualquier concepto elemental de libertad de mercado, es un obstáculo para que Brasil pueda enviar su producción de etanol a los Estados Unidos, a pesar de que obviamente era uno de los puntos cruciales del viaje porque ataca de manera directa el potencial venezolano con los combustibles fósiles.

Si los periodistas del Post Gazette hubieran visto la forma en que fue ocupado nuestro paí­s durante más de las 23 horas que Bush estuvo en Guatemala no se preguntarí­an si el esfuerzo habrá valido siquiera el tiempo y el gasto de gasolina. Creo que no compensó siquiera el gasto de la gasolina usada para el despegue de uno de los F16 que patrullaron como si fuera suyo el espacio aéreo guatemalteco, sin que existiera autorización constitucional para que miembros de un ejército extranjero realizaran tales funciones.

Si algún dí­a viniera un Chávez o un Castro y sus aviones sobrevolaran nuestra ciudad en labores de patrullaje mientras dura su permanencia en el paí­s, el alboroto y la protesta serí­an tan justos como enérgicos y terminantes. Pero, claro, no siempre se usan los mismos raseros.