Nada, nadita en dos platos. «Yo te lo dije mijo», que la venida del señor Bush no servía para nada. Como dijo un periodista: «Los dos ya son cuetes quemados». Aunque Bush buscaba políticamente decir que en la mitad de América Latina él y los Estados Unidos están bien, le salió en todos lados el tiro por la culata.
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«Fíjate mijo», con la visita del Papa no bloquearon un día antes casi toda la zona 13 y 14, como que si Bush fuera más importante que el Papa; la diferencia también fue que en lugar de aplaudirle, la gente protestaba. En el centro hasta trancazos y bombas lacrimógenas me contaron los del barrio que la policía les tiró.
«A los periodistas mijo les fue de la tiznada», los retiraban, los empujaban y hasta al final les contestó algunas preguntas; si uno se pone a ver, en dos platos no les dijo nada. Dijo tal vez si se puede en agosto miramos el tema de los migrantes, si no será al final del año porque como eso lo tienen que ver los diputados y los senadores, yo no puedo comprometerme. Lo que no dijo y si podría haber garantizado como ejecutivo es que iba a dar el estatus de protección temporal (TPS), como se lo ha dado a los hermanos guanacos.
«Ya viste mijo», a diferencia, el Presidente mexicano sí se puso los pantalones y le está exigiendo que antes de pedir mayor acción y trabajo de nuestra gente en contra de las drogas y con nuestro pisto, que controle en los Estados Unidos tres cosas: que no manden los químicos para hacer drogas, que impida el lavado de dinero y que ellos reembolsen o paguen todo lo que se gasta en combatir las drogas que ellos compran y que pasan por nuestros países, como lo está haciendo en Colombia. í‰l quiere que a nuestras costillas se haga todo, lo cual no sólo nos quita dinero para educación, salud y agricultura, sino que también fomenta la corrupción, que como dice mi comadre, por arriba lo reluciente y por abajo lo que se siente y sino mira todo lo que se está descubriendo de movidas y asesinatos.
«Ojalá mijo» que el gobierno nos dijera cuánto costó en salarios públicos, en gastos públicos y ante todo en pérdida de tiempo para los chapines en general, aquí en la capital, la pasadita de Bush; también, que nos dijeran con toda exactitud si fuera de «hablar, hablar y tragar», hay algo concreto, fuera de promesas y espejitos, qué se logró para los guatemaltecos que están afuera y para los guatemaltecos que estamos adentro, porque lo que sí es cierto es que los gringos nos rempujan su maíz hoy exonerado de impuestos y poco a poco, los más pobres ni siquiera maíz podrán vender, cosa que ya le dijo también el Presidente mexicano a Bush. Bueno, como ese es charro sí se pone polainas y las espuelas, mientras que aquí nada de ópera.
«Mijo», lo que sí tenemos que reconocer es que hubo mucha gente que sí le dejó claro, tanto a Bush como a Berger, que no querían esa pasadita. Fuimos más educados, menos agresivos que en otros países, pero de todas maneras, rempujaron leño, gases y fregaron el día a la mitad de los capitalinos.