Candil de la calle y oscuridad de su casa


Con motivo de la reciente visita a Guatemala del presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, la Policí­a Nacional Civil, PNC, llevó a cabo impresionantes despliegues de seguridad en todas las áreas cercanas a los sitios en donde estaba prevista la movilización de la comitiva norteamericana.

Félix Loarca Guzmán

Durante más de 24 horas la capital de Guatemala estuvo literalmente sitiada, con severas restricciones para la circulación de vehí­culos y aún para el paso a pie de los ciudadanos.

Las fuerzas antimotines de la policí­a también hicieron «gala» de su «eficiencia» al reprimir con severidad a los grupos de manifestantes que salieron a las calles para expresar su repudio ante la presencia en el paí­s del Presidente estadounidense, a quien criticaron agriamente por la polí­tica guerrerista e intervencionista de su gobierno en los asuntos internos de otros Estados como la invasión a Irak, así­ como por el encarcelamiento y posterior deportación de los latinos que han llegado a la tierra del Tí­o Sam en busca de trabajo.

Los enfrentamientos de los manifestantes con los miembros de la policí­a tuvieron como saldo la captura de varias personas y problemas de intoxicación para otras más, entre ellas algunos niños, como consecuencia de las bombas lacrimógenas que los contingentes de la PNC lanzaron en contra de los protagonistas de las protestas.

Muchas personas han coincidido con un profundo sentimiento de desencanto y frustración al comentar que todo el alboroto de la policí­a y sus mecanismos de represión nunca son visibles en tiempo normal para la protección de la ciudadaní­a ante el desborde de las operaciones de los delincuentes que literalmente tienen de rodillas a la población.

Como decí­an las abuelitas de antes: los policí­as son candil de la calle y oscuridad de su casa. Desdichadamente solamente exhiben su eficiencia en situaciones extraordinarias como la visita de personas de gran influencia y poder como el Presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, cuando los ciudadanos piden su presencia para la prevención de delitos o para que brinden protección ante el peligro de los maleantes, los mal llamados agentes del orden brillan por su ausencia o sencillamente llegan varias horas más tarde cuando todo ha pasado.

Además, en los últimos tiempos, se han incrementado los casos de los retenes policí­acos en diferentes puntos de la ciudad, en donde los agentes actúan en abierta violación a la Constitución de Guatemala.

Con frecuencia, los tripulantes de las patrullas de la PNC marcan el alto a los automovilistas sin ninguna razón para ello y con un alto nivel de discrecionalidad exigen los documentos del vehí­culo, así­ como la licencia de conducir, además de proceder a groseros registros.

De conformidad con el artí­culo 25 de la Constitución Polí­tica de Guatemala, el registro de las personas y de los vehí­culos, sólo podrá efectuarse por elementos de las fuerzas de seguridad cuando se establezca causa justificada para ello. En la realidad, muchos policí­as realizan los registros sin que haya causa para ello, lo cual se presta para actos de corrupción.