Cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto; nuevo año, nueva oportunidad. Se fue el 2006, año de saqueos y robos a diestra y siniestra, vino el 2007 como la piedra angular de la oportunidad, para salir de las malversaciones, robos y contrabandos.
¿Esperaremos más? ¿O no estamos prestos a cambiar la forma de desgobernar a que nos sometieron durante este y otros gobiernos anteriores, patrones generales de los mismos para lo mismo?
Como bien lo define La Hora en sus ochenta y siete años de existencia: «Foro, no Mostrador»; tal y como nuestra nación debe considerarse, un foro de probos ciudadanos y no el mostrador de regateos, como en cualquier plaza pública suele suceder. Que siendo el medio escrito de una familia en línea directa de su fundador, ha seguido conservando las metas de su fundación.
A trasluz están presentes las figuras que podrían hacer cambios en nuestro gobernar, sentando bases de realidades urgentes y necesarias, considerando por supuesto que los cambios comprenden infraestructura, sin la cual y solo en leyes escritas, volveríamos a caer al mismo despeñadero. El Congreso debiese ser la representación de los valores éticos y morales de los municipios, no el representante del poder económico corrupto del narcotráfico y contrabando, designado al dedo por el gobernante en turno, encargado de manipular los deseos cívicos, convirtiéndolos en intereses personales y de grupo.
El dormido interés de los guatemaltecos principia a despertar y es de esperarse llegar a una segunda vuelta con caras nuevas y de reconocido prestigio nacional. Esos grupos ya formados, se encuentran reunidos alrededor de una figura, sin carisma pero con dinero generalmente mal habido; nuevos secretarios generales deben aparecer. No es posible hablar de cambios si son los mismos tras lo mismo.
Tener presente y considerar que todo lo que se pueda hacer durante el primer año de gobierno marcará el hito de lo que nos espera; a partir de ahí y solo que se haya encontrado la fórmula de beneficiar a las grandes mayorías, con beneficios colectivos, será un gobierno tan lleno de traspiés y trompicones. No combinar gobierno con políticos de fachada es la clave, gente nueva con pleno amor patrio.
Reconocer, como constantemente se hace en las publicaciones escritas y unas de radiodifusión, sobre la labor desarrollada por los médicos cubanos, es parte de un reconocimiento a lo que sí nos fortalece; sin pensar nunca en que la ideología política es la causa, eso es harina de otro costal y a su debido tiempo se discutirá, en el lapso de estas próximas elecciones, que pintan muy atractivas y muy duras.
Cada región del país está sujeta a sus propias normas y herencias familiares, el ejemplo lo palpé en mi viaje a Villa Canales a celebrar el Año Nuevo, mientras los vecinos ya se acostumbraron al constante tambalear, al retumbo y la erupción. Debido a las erupciones del volcán de Pacaya continúan con su cotidiano vivir, cual si nada sucediera, o que a los habitantes de Tectitán les asombrara ver las plantaciones de amapola en su alrededor, y de las cuales solo la autoridad pareciera no darse cuenta, o El Naranjo en Petén con ese volumétrico contrabando de México hacia Petén ente los cegatones representantes de la seguridad del país y la soberanía del mismo, o peor aún, volver a inaugurar el asfalto de la carretera al norte de Huehuetenango, ya es la quinta vez.