De conformidad con la Constitución Política de la República, el sistema de moneda, política monetaria y bancaria es responsabilidad de la Junta Monetaria, de la cual depende el Banco de Guatemala. Esta junta está integrada por seis titulares con sus respectivos suplentes, tiene a su cargo «la determinación de la política monetaria, cambiaria y crediticia del país y velará por la liquidez y solvencia del sistema bancario, asegurando la estabilidad y el fortalecimiento del ahorro nacional» (art. 133). El decreto 16-2002 complementa todo lo relativo a la Junta Monetaria, sus miembros, etc.
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Numerosos diputados, el Procurador de los Derechos Humanos y la Presidenta del Colegio de Abogados; así como miles de miles de guatemaltecos, manifiestan el sentimiento y la opinión que todos los miembros titulares y suplentes de la Junta Monetaria han faltado a los deberes que la Constitución les impone. Ninguno de ellos razonó su voto, en ninguna de las sesiones, ante los inminentes problemas que se han presentado, tanto en el Banco del Café, del Banco de Comercio y las offshore que han entrado en crisis: Valat, Forest y Organizadora de Comercio S.A, etc.
Los marroquinianos, liberales que en nuestro país encabeza el gurú muso Ayau, siempre han pregonado la importancia de una Junta Monetaria soberana y autónoma. Hoy ante la ineficiencia, incumplimiento de deberes en que ha incurrido esa Junta Monetaria y la Superintendencia de Bancos, se han quedado callados.
La Junta Monetaria es ?sin excepción alguna, todos y cada uno de sus miembros?, responsable de incumplimiento de deberes y posiblemente de daños, perjuicios y muchos otros aspectos jurídico-administrativos, pero quién como dice uno de los editoriales recientes ¿le pone el cascabel al gato?; si estuviéramos en el Japón, el «haraquiri» de titulares y suplentes sería obligatorio porque se han deshonrado.
La renuncia del representante del Congreso, Eduardo Meyer, es típica de la personalidad de Guayo, su proceder fue muy parecido en la Universidad de San Carlos pero «tarde pio», su suplente debió de inmediato hacer lo mismo, como entiendo se lo han solicitado. Distinto hubiera sido si en cada una de las sesiones correspondientes hubieran razonado su voto con respecto a las decisiones y a la ineficiencia del Superintendente de Bancos.
De los miembros electos ?titular y suplente? por las asociaciones empresariales de comercio, industria y agricultura, ¡qué se puede esperar!, tradicionalmente siempre han visto solo la punta de la nariz de la supercúpula económica.
Del titular y suplente electo por los presidentes de los consejos de administración o juntas directivas de los bancos privados nacionales, sabemos que se repiten y se repiten y son los más interesados en beneficiarse económicamente y a quienes ellos representan, lo que los aleja en 180 grados de los intereses de los ahorrantes, de los depositantes; es decir, de la totalidad de los guatemaltecos.
Los miembros que se eligen por el Consejo Superior de la Universidad de San Carlos de Guatemala, sus pares ya han dejado claro que no los reeligirán, por decir lo menos.
Lo que en este momento es imposible de evitar es el señalar a la Presidenta de la Junta Monetaria y a los Ministros de Economía, Finanzas y Agricultura, miembros provenientes del Organismo Ejecutivo, que fallaron y violaron los deberes que les establece la Constitución y la Ley Orgánica del Banco de Guatemala.
En otras palabras, la Junta Monetaria en pleno, ante el juicio de la opinión pública y de la historia, son culpables y lo menos que podrían hacer de inmediato es presentar su renuncia, sin excepción alguna. Hay que saber vivir y morir con honor y pretender ignorar sus acciones u omisiones es imposible. Son muertos acarreando sólo basura.