Mañana, 31 de enero, la Universidad de San Carlos cumple 331 años de fundación. José Mata Gavidia (1954) afirma que Guatemala tenía la aspiración de tener su propia universidad desde 1548. Ricardo Castañeda Paganini (1947) sostiene que esa intención data de 1559. Hubo una Real Cédula de fundación en 1617, pero un pleito con los jesuitas impidió que durante 59 años no funcionara la primera y aún principal universidad guatemalteca. En 1676 se expidió la Real Cédula, en la cual se lee la disposición: «que ha de ser Patronato Real dicha Universidad y ponerse, desde luego, en ella, mis armas reales como me toca y está concedido por diferentes breves bulas de la Santa Sede Apostólica, en cuya forma concedo la fundación y no de otra manera».
El fundador, Carlos II, alcanzó la mayoría de edad en 1675, cuando tenía 14 años. El pueblo lo llamaba «El Hechizado» debido a que su lamentable estado de salud se atribuía a influencias sobrenaturales. Con frecuencia, el monarca era atacado por violentas fiebres que lo postraban en cama. Apenas subía en su carruaje, los vómitos lo obligaban a desistir del viaje, y cuando estaba al aire libre, le supuraban los ojos. Era de corta inteligencia y su esterilidad provocó un grave conflicto sucesorio, ya que al morir sin descendencia, en 1700, se extinguió la rama española de los Austrias.
Es incorrecto identificar como «Carolingia» a la Universidad de San Carlos porque ese adjetivo se refiere a Carlomagno y a su dinastía. Es Carolina por Carlos II y por su patrono San Carlos de Borromeo. Gracias a Ramiro Ordóñez Jonama (2003: 192), conocemos el significado del escudo sancarlino: «las armas reales españolas ?castillos y leones? denotan su origen; asimismo, las columnas de Hércules, adoptadas como un símbolo por España, con su divisa Plus ultra (más allá) que alude al Nuevo Mundo. El triregno y las llaves de San Pedro, atributo papal, aparecen allí en razón de haber sido la Universidad confirmada y aprobada por bula que la santidad de Inocencio XI dio con fecha 18 de junio de 1687. La efigie de San Carlos de Borromeo honra a quien, juntamente con Santa Teresa de ívila, es su celestial patrono, consagrados así en la segunda de las constituciones universitarias y los volcanes aluden a la ciudad de Santiago cuyo patrón, el apóstol del mismo nombre, cabalga sobre ellos como en el blasón de nuestra noble y leal urbe, sede de la más que tricentenaria alma máter».