Más parque vehicular


El crí­tico problema del transporte urbano continúa. Ahora con complicaciones que pueden sintetizarse en el crecimiento citadino y por ende, el mayor parque vehicular. Aún al Transmetro atrasado en su funcionamiento, no puedo ocultar que le concedo el beneficio de la duda.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

En estos dí­as dicha obra tan publicitada ocasiona múltiples voces de descontento de parte de quienes rumbo a su destino, esos trabajos provocan caos vial y la consiguiente amargura de hacer varias horas de recorrido. Me refiero a propietarios de automóviles que antes viajaban bien.

Es incuestionable que debido al transporte urbano deficiente en todo sentido, personas con centavos «desahogados» adquirieron vehí­culo, y como somos muchos abundan los carros. Calles y avenidas imposibles se dan abasto, motivo por el cual, ni atrás ni adelante dondequiera.

Existen también otras causas en tal sentido de haber cada dí­a más parque vehicular citadino, pese a la situación de crisis monetaria prevaleciente. Circulan usados (carcachitas), asimismo rodados desde el Norte, a modo de meta lograda al fin, y no faltan adquiridos en agencias.

Por lo tanto, la contaminación ambiental rebasa ya cualquier cálculo en nuestra capital, que dista de ser un lobo estepario, en sentido figurado. Desde el alba hasta el anochecer el estruendo gana espacio, a punto de ensordecer a los habitantes, el humo negro y bocinazos al por mayor.

Tampoco debemos omitir el caso furibundo de tener los automóviles su lado oscuro, satanizado, consistente en el robo de vehí­culos modelo reciente. A propósito, las bandas temibles de robacarros se ingenian nuevas formas de despojarlos a sus dueños, con la añadidura de herirlos o matarlos.

Este problemón se volvió un auténtico nudo ciego, como lo nota cualquier hijo de vecino sin tantos rodeos ni tecnicismos. Hace falta recurrir al trillado dicho que es de todos; comparten leyes y reglamentos de tránsito, anacrónicos; irresponsabilidad general y las autoridades en la luna.