Compromisos


Los presidenciables, como polí­ticos adquieren grandes compromisos. Su participación implica costos elevados, y es obvio, una fuerte inversión que de ganar el alto cargo, después debe pagar la factura, Inexorable compromiso de algún modo.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

De esa suerte llega al solio con las manos atadas a los financista grupales, o bien a tí­tulo personal. Por lo tanto sobrevienen los invariables amiguismos de inmediato, y otra situación peor aun, el absurdo y dañino nepotismo no hay de otra.

Estos insalvables compromisos para el triunfador aparejan una verdadera rémora; en resumen queda al servicio incondicional de quienes hicieron posible con sus aportes monetarios palabra mayor, sufragar aquellos gastos fuera de serie.

A propósito, es de dominio público cuánto representa en términos económicos el valor de la publicidad y propaganda de rigor. Mismos que cubren sin tope, todo el proceso electoral en los diversos ámbitos de nuestro paí­s irredento.

Los compromisos, aparte de ser cumplidos al pie de la letra posteriormente, no quedan similares al secreto de Estado, tipo Pentágono. Al contrario, trascienden en el acto mismo y son el arma esgrimida en cualquier momento por la oposición.

Así­ las cosas, el presidente electo en la primera o segunda vuelta, deja por un lado su condición de representante de la unidad nacional. Dichos compromisos adquiridos lo identifican, se quiera o no, con los sectores financistas, como deuda de juego.

En esa lí­nea de pensamiento la historia tiene repetición mediante el agregado de una forma corregida y aumentada. De consiguiente gana espacios la politiquerí­a recalcitrante que borra de un solo plumazo la «fiesta cí­vica».