La agricultura ha ocupado hasta hoy el primer lugar en el área de la economía de nuestro país y le ha seguido, sobre todo en los últimos tiempos, la actividad industrial.
En los países centroamericanos ha tenido la delantera, en cuanto a la producción industrial se refiere, El Salvador. Los gobernantes de la hermana república han protegido en materia de tributación al empresariado nacional y a los inversionistas extranjeros de ese campo del trabajo que posibilita superación en toda la dimensión del concepto.
Se necesita del nacionalismo bien entendido y de clara y amplia visión de presente y futuro, de parte de quienes hacen gobierno, para realizar las diferentes actividades con el propósito de lograr el mejoramiento de las economías, y eso es lo que se ha hecho en El Salvador, principalmente.
Aquí también se han dado facilidades a los industriales locales y a los del exterior que vuelcan capital para establecer importantes negocios de tal naturaleza.
A pesar de la situación de inseguridad que lamentablemente ha tendido a generalizarse, muchos inversionistas de Corea, de Taiwan, Repúbilca de China; de México, de los Estados Unidos de América y de otros países, es evidente la confianza de invertir capital en Guatemala.
Puede decirse que los inversionistas extranjeros son respetuosos de las leyes que rigen la vida nacional, especialmente en lo que respecta al ramo laboral. íšnicamente algunos grupos de trabajadores de las maquilas se han quejado frecuentemente de la violación de sus legítimos derechos por parte de industriales coreanos, varios de los cuales han clausurado aquí sus empresas para luego establecerlas en otros países que ofrecen condiciones más favorables que el nuestro, o bien han vuelto a su país de origen con el capital acumulado y demás pertenencias.
Tenemos nosotros, como buenos guatemaltecos, el deber patriótico de dar preferencia ?en cuanto a la compra en el sector comercial? a lo que se produce aquí. Si queremos adquirir casimires, calcetines, ropa interior, calzado, muebles y otros artículos «made in Guatemala», pues… están a la venta en los almacenes formalmente establecidos y, aun, en las tendaleras callejeras como las que han proliferado en la 6ª. Avenida, en la 18 calle y en otros sectores de la capital. Y los precios no son tan elevados, pero hacen competencia desleal, ruinosa, los importadores de la mercadería extranjera que inunda el mercado nacional, sobre todo con la de contrabando que se cuela fácilmente por puntos fronterizos con países vecinos como México, por ejemplo.
Y, a propósito de los mexicanos, es sabido que ellos son tan nacionalistas hasta rayar en el fanatismo, en la exageración. Dicen orgullosamente: Lo que se produce en nuestro país puede no ser de la calidad de lo que es importado, pero es mexicano, recalcan, y, por lo tanto, debemos preferirlo sobre lo que nos llega de exterior.
Los guatemaltecos debemos imitar a los «charros» en lo posible, sin pecar de fanáticos, de patrioteros, en cuanto a la preferencia de lo que es de Guatemala, para que Guatemala se supere y vaya con paso firme, seguro, hacia adelante, siempre hacia adelante en el campo industrial.