¡Perdimos la confianza en nuestras autoridades!


Al leer el titular de este comentario muchos de los amables lectores podrán hacer esta pregunta: ¿cuándo le hemos tenido confianza a nuestras autoridades? A primera vista bien podrí­an salir beneficiados con la duda, pero si la memoria no me falla, por ejemplo, en el Banco de Guatemala, la mayorí­a de veces contamos con personajes que para no herir susceptibilidades evito mencionar sus nombres, pero que merecieron el mejor aprecio y reconocimiento de la mayorí­a. ¿Y quién cree que la máxima autoridad financiera hasta el momento haya dicho solo la verdad y nada más que la verdad, en cuanto a la quiebra de bancos, la falta de dinero circulante o que hayan todaví­a directivos y funcionarios de la banca privada agazapados o que pusieron tranquilamente sus pies en polvorosa después de cometer cuanta barrabasada era imaginable?

Francisco Cáceres Barrios

A estas alturas todaví­a no soy capaz de comprender cómo el más alto funcionario de la banca central guatemalteca no se haya ceñido a las más altas normas de la ética y responsabilidades para reconocer, desde el principio, la tremenda metida de pata de quién haya sido el responsable de que no hubiera pisto contante y sonante en el mercado, como que se haya esperado decir la verdad hasta el último momento, cuando vio la viga que se le vení­a encima.

Y es que la mayorí­a de chapines lo perdonan todo, no puedo asegurar con certeza si lo hacen por ser aguantadores, indiferentes, pusilánimes o porque se pasan de aprovechados. De uno de ellos, escuché más o menos lo siguiente: ?para eso hay periodistas, que sean ellos los que se fajen y peleen por la población y no exponernos a nosotros sudando calenturas ajenas y para colmo terminó diciendo: ?el periodista que quiera celeste que le cueste. Vaya comodidad y tranquilidad para ver las cosas. Pero no es de extrañar, la mayorí­a de chapines son buenos para quejarse, pero muy malos para labrar en conjunto un mejor porvenir.

¿Después de pasar revista a los acontecimientos del 2006 podrá caber un ápice de confianza para el actual gobierno que se dice democrático y honesto?: obras gestionadas por diputados, con comisiones de por medio; compras y contrataciones a granel sin el debido control y auditorí­a que exige la ley; constantes viajes alrededor del mundo sin justificación plena; campaña electoral adelantada por la flojera de un tribunal irresponsable; sangre, dolor y lágrimas por todo el paí­s ante una violencia y delincuencia incontrolable; red hospitalaria colapsada sin que al final del año se haya superado; anarquí­a en el tránsito de vehí­culos, causa de múltiples accidentes y más embotellamientos; permanentes fallos inconsistentes de nuestros tribunales de justicia; costo de vida cada vez más lejos de satisfacer por las grandes mayorí­as y para terminar este breve resumen, una sistemática propaganda gubernamental falsa y mentirosa.