Alejandro Giammattei llegó al gobierno sin pertenecer a la GANA y sin haber formado parte del proyecto político de quienes crearon ese movimiento político alrededor de la figura del presidente í“scar Berger. Hasta hace poco tiempo, el futuro político del oficialismo parecía cantado con el apoyo a Eduardo González, quien hace cuatro años se hizo a un lado en las primarias del PAN para dejar el camino libre a Berger y todo indicaba que lo pactado entonces se cumpliría a pesar del proceso de elección primaria que había emprendido la GANA.
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Como del plato a la boca se cae la sopa, González no sólo perdió la posibilidad de ser candidato sino que hasta perdió su principal negocio, el Banco del Café, intervenido para ser liquidado por disposición de la Junta Monetaria atendiendo una gestión de la Superintendencia de Bancos. El otro contendiente del partido, el ingeniero ílvaro Aguilar, terminó excluido como consecuencia de un accidente de tránsito y el doctor Francisco Arredondo, único sobreviviente en el proceso de primarias, terminó marginado por ser ajeno al partido. Sin embargo, tras un proceso de selección que terminó ayer en Casa Presidencial, se decidió designar al actual Director de Presidios como candidato y el doctor Giammattei aceptó de inmediato la postulación y para hoy está prevista su renuncia al cargo que venía desempeñando.
Obviamente su surgimiento cambia la correlación de fuerzas existente y habrá que esperar a conocer a fondo su planteamiento para ver el impacto que pueda tener su candidatura. De entrada pareciera que la oferta, según las declaraciones ofrecidas ayer mismo por el nuevo candidato, disputará el espacio que sobre el tema de seguridad venía acaparando el general Otto Pérez Molina con su oferta de mano dura; y es que Giammattei cobró relieve nacional recientemente por las acciones ejecutadas por el Ministerio de Gobernación para recuperar el control de Pavón que había caído en manos de los mismos reclusos, lo que mostró al director del Sistema Penitenciario como un hombre decidido y de temple para enfrentar a los criminales que se encontraban en la cárcel.
Personalmente creo que la GANA hizo una buena elección porque no podía tener una mejor carta para jugar en esta contienda. Alejandro Giammattei no será, sin embargo, un candidato típico del oficialismo porque es un hombre muy independiente y difícilmente se someta a la línea de los grandes financistas del proyecto. En todo caso, puede ser que en campaña camine con ellos de la mano, pero nada asegura que posteriormente se mantenga alineado como buscan muchos de los que colocan su capital en un proyecto político.
Es pronto para saber cuán determinante será su impacto en la campaña porque no se conoce aún el planteamiento que ha de formular a los electores. Su lema de seguridad y orden compite con el de mano dura que hasta ahora ha enarbolado el Partido Patriota de Pérez Molina y que, pese a la inseguridad que hay en el país, no ha llegado a levantar entusiasmo.
Seguridad y Orden requiere de un planteamiento concreto sobre cómo alcanzar esas metas y veremos el enfoque que Alejandro da a su propuesta y cómo se propone lograr el objetivo de combatir el flagelo de la delincuencia y de la anarquía. Puede ser que se limite a plantear mano dura, carácter y determinación como la vía, pero también podría elaborar más el concepto para darle dimensión y profundidad al mismo.
Es, al menos, una candidatura digna de ser seguida con interés y detenimiento pese al estigma que siempre pesa sobre el oficialismo en Guatemala. Y el tiempo dirá si la GANA acertó con su elección o si por enésima vez se equivocaron.