En las mismas de siempre


Francisco Cáceres Barrios

Si pasamos revista a los sufrimientos de los padres de familia durante el transcurso de muchos años con motivo del inicio de la temporada escolar, vemos cómo las inscripciones en los centros educativos públicos y la compra de útiles escolares están en las mismas de siempre. El sistema empleado para la inscripción de alumnos sigue igual de obsoleto, obligándoseles a dormir en plena ví­a pública para guardar un buen lugar en las largas colas de siempre, para llegarse a topar al final con que «deben» pagar una contribución voluntaria para recaudar fondos con el fin de «reacomodar» los centros educativos a un ambiente limpio y agradable. ¿Es que ese no es deber de las dependencias públicas creadas para el efecto?

La señora Ministra de Educación dice -las inscripciones en escuelas públicas sin gratuitas, por lo que se les hace un llamado a los padres de familia a denunciar en las direcciones departamentales cualquier anomalí­a. Pero agrega -los padres de familia «deben» pagar una contribución al momento de la inscripción, aclarando que «no son obligatorias». ¿Entonces quién les entiende? Termina diciendo, -dicho pago no es motivo para no aceptar a los estudiantes en los establecimientos educativos.

No me cabe ninguna duda que la jerigonza sigue siendo el lenguaje preferido de muchos de nuestros funcionarios y polí­ticos. En vez de ser claros, concisos y puntuales en sus exposiciones se van por las ramas, propiciando abusos y sobre todo la discrecionalidad de directores, maestros y hasta de los miembros del comité de finanzas, quienes son autorizados por los altos funcionarios para terminarla de amolar, ocasionando que los padres de familia, la parte más delgada de la pita, siempre salgan trasquilados.

¿En qué quedamos por fin, si la Constitución claramente establece que es obligación del Estado proporcionar y facilitar educación a sus habitantes sin discriminación alguna, como que la educación impartida por el Estado es gratuita?, ¿las dependencias respectivas no debieran facilitar TODO, incluyendo el pago puntual de maestros, directores, supervisores, establecimientos, edificios, pintura, buenos sanitarios, techo, luz eléctrica, etcétera, etcétera?

Por otro lado les cuento que una de mis hijas me comentó sobre la necesidad de ir a comprar los útiles que a mi nieta le exigí­an para iniciar sus estudios de kindergarten, listado más adecuado para un grado universitario, incluso de doctorado, por lo que me hice la pregunta ¿cómo fue que los de nuestra generación pudimos estudiar primaria, secundaria y la universidad con útiles que no llegaban ni al diez por ciento de los actuales de preprimaria? Que conste, que por aquellos dí­as de la guerra y posguerra se sudaba la gota gorda.