«Es una reflexión penosa para un hombre considerar lo que ha hecho comparado con lo que debió hacer»
Sam Johnson
La incertidumbre y el enojo se apoderaron de los guatemaltecos las vísperas de la Navidad, cuando los cajeros automáticos se quedaron sin dinero y en los bancos les informaban que no podían entregarles el requerido, producto de sus ahorros y trabajo, pues se carecía de billetes.
Días atrás ya comprar se hacía difícil, pues en los comercios les pedían a los clientes entregar monedas y al no poder hacerlo simplemente redondeaban la cantidad, con la consecuente pérdida para el comprador.
Las autoridades financieras del país informaron que el Estado de Guatemala no enfrenta ningún problema económico, pero ¿y qué hay de los guatemaltecos? De los trabajadores que esperaban con ansias el pago de su trabajo para comprar los obsequios navideños de sus hijos.
Muchos preparativos hay para la conmemoración de la firma de los 10 años de la paz, pero poca o ninguna previsión existió de parte de las autoridades monetarias, al retirar los billetes deteriorados y no poner a circular nuevos en esta época en que para bien o para mal todos queremos comprar.
Una situación que no se dio hace diez, ni hace veinte años durante la época de la guerra, se produce ahora cuando recién atravesamos el robo de 8 millones de dólares en una institución estatal, la quiebra del Bancafé, del cual la Junta Monetaria decía tener mucha solvencia y la de financieras que dejaron a muchos guatemaltecos sin el fruto de su trabajo.
Es inconcebible que además de un jugoso salario que pagamos con nuestros impuestos también debamos pagar por la incapacidad de las personas que dirigen las finanzas del país, a quienes se nos presenta como los mejores en la materia.
Constituye una burla a los guatemaltecos que deseamos celebrar las fiestas de fin de año, «como Dios manda» y siguiendo las tradiciones, que se nos anuncie con bombos y platillos que para principios de enero se tendrán los nuevos billetes. ¿Deberemos esperar para entonces para conmemorar la Navidad? ¿Y qué hay de Santa?