Buena voluntad y reconciliación


En Guatemala, ésta es la época más bella del año. Es una época que a todos nos trae recuerdos de Nochebuena, de noches serenas, llenas de estrellas que relucí­an más con la algarabí­a de las doce de la noche, la coheterí­a y las voces de nuestros padres que nos decí­an que acababan de ver a Santa Claus bajar sobre el techo de la casa en su refulgente trineo y que nos apuráramos para poder saludarlo o por lo menos verlo desaparecer entre las estrellas, mientras dejaba una estela de luz de los esquí­s de su trineo.

Roberto Arias

Mientras salí­amos al frí­o de la noche a intentar ver a Santa Claus, esforzando nuestros ojos entre las mirí­adas de estrellas titilantes, nuestros padres aprovechaban el momento para poner bajo el árbol todos los regalos que Santa nos habí­a dejado después de bajar sobre el techo. Tí­os y amigos especiales de la casa ayudaban a crear o recrear esa magia inolvidable para los niños que éramos nosotros, mi hermana Silvia, mi hermano menor, Rodrigo ?quien falleció hace dos meses- y yo, el mayor.

Al regresar al calor de la casa, se sentí­a el olor a ponche caliente, a tamales hirvientes recién abiertos por mi mamá, algunas tí­as y la muchacha, quien era casi parte de la familia. Pero a nosotros, todas las uvas, manzanas, mazapanes, rompopo, gran variedad de dulces, nueces y la enorme gama de frutas secas que se compraban en La Sevillana, no nos importaban mayor cosa en ese momento. Lo que nos importaba eran los abrazos y los abundantes regalos bajo el árbol adornado y encendido con luces y series de candelas de vidrio llenas de lí­quidos de colores, en donde se formaba una continua cadena de burbujas que subí­an una tras otra y reventaban hasta el final superior de la candela.

Ahora, ésta época tiene otra significación para mí­. Esta pausa de celebración por la venida del Mesí­as, Hijo Unigénito de Yahvé o Jehová Dios, deberí­a servir para realizar una recapitulación individual de nuestras actitudes. Deberí­a ser una época para perdonar y pedir perdón a nuestros semejantes. Deberí­a ser para tomar una actitud reverente y elevar oración por nuestros enemigos y nuestros amigos, porque perdonando es como somos perdonados. La buena voluntad o la buena fe individual es el instrumento más poderoso que se me ocurre puede cambiar a Guatemala.

Hago, por medio del Señor Jesucristo, un ruego a Yahvé o Jehová Dios, porque proteja e ilumine con Su Luz a nuestras autoridades gubernamentales, presentes y futuras, con el fin de tocar sus mentes y sus corazones para acabar con la corrupción en nuestra Guatemala. Que Yahvé o Jehová, dentro de su misericordia se apiade de nosotros los guatemaltecos todos y toque nuestros espí­ritus para volvernos hacia í‰l y tomemos actitud apaciguadora antes que violenta para con nuestros conciudadanos.

Ruego a Jehová o Yahvé Dios, que bendiga e ilumine el espí­ritu y la mente de nuestro presidente, í“scar Rafael Berger Perdomo, para que pueda terminar su perí­odo presidencial proporcionando los mejores instrumentos para lograr la recuperación y la consolidación de nuestra Guatemala, o al menos, la verdadera Guatemala que muchos deseamos. Su familia, así­ también recibirá bendiciones.