El mes pasado, recibí del coronel de infantería de Estado Mayor (DEM) Fredy Romeo Reyes García, atenta invitación para asistir al Panel Foro «MINERíA A CIELO ABIERTO EN GUATEMALA, BENEFICIOS Y REPERCUSIONES», organizado por los alumnos integrantes del «II Curso Institucional y I Internacional Avanzado de Análisis» a realizarse el día miércoles 29 de noviembre a las 8 horas en el Centro de Conferencias del Ejército «General de División Héctor Alejandro Gramajo Morales», Avenida Reforma 1-45 Zona 10. (Es decir, el edificio de la antigua Escuela Politécnica en la que fueron abanderados Jacobo Arbenz Guzmán y Carlos Paz Tejada, oficiales ejemplares y de donde salió un centenar de valientes cadetes el 2 de agosto de 1954 a hacer trizas al mal llamado Ejército de la Liberación, salvando así la dignidad de Ejército nacional, cuyo alto mando había traicionado a su Jefe Supremo, el Presidente Constitucional de Guatemala, Jacobo Arbenz, y a su Patria, permitiendo se consumara una agresión e intervención extranjera que aún perdura).
Nótese que en el texto de la invitación no se mencionan nombres de miembros participantes en el foro, razón por la cual el economista Rafael Piedrasanta Arandi, ex decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), quien recibió invitación igual que yo, al igual que yo creímos que participaríamos en el foro, pero nos equivocamos, porque de lo que se trababa con ese evento era, en verdad, no que recibieran esos alumnos que organizaron el foro (según la invitación), información veraz sobre los beneficios o perjuicios que la minería a cielo abierto puede tener para el país, su economía, soberanía y agotamiento de sus recursos naturales no renovables como son los minerales metálicos.
Después de la apertura del evento, en la grande sala de actos estaban presentes oficiales del Ejército, los alumnos organizadores del foro, que salvo error u omisión, no creo que llegaran a cincuenta, varios funcionarios o asesores del Ministerio de Energía y Minas, los diputados al Congreso de la República, licenciados Fredy de León ?independientes? y Mario René Chávez García, del Partido Alianza Nueva Nación (ANN) y los dos ya mencionados invitados, Rafael Piedrasanta Arandi y yo.
A mi parecer el evento hubiera sido imparcial si se nos hubiera permitido a Piedrasanta y a mí hacer uso de la palabra, porque al dar inicio al acto se advirtió que cada uno de los expositores dispondría de veinte minutos. En consecuencia, los dos diputados presentes (quienes desde hace muchos años han sido políticos de izquierda y críticos de las políticas antinacionales de la prestación de servicios públicos, ya no por el Estado sino por empresas privadas, así como también de la enajenación de nuestras riquezas naturales en condiciones lesivas a los intereses nacionales), dispondrían de cuarenta minutos y Piedrasanta y yo, de otros cuarenta minutos, en total 80 minutos y así también los panelistas defensores de la Minería a Cielo Abierto: tres del Ministerio de Energía y Minas y uno de la empresa Montana, contarían también con ochenta minutos, en total. Pero no fue así, cuando supusimos con Piedrasanta que había llegado nuestro turno, y él pidió la palabra se le dijo que sólo podía hacer alguna pregunta. No obstante, insistió y denunció que el abogado Jorge Asencio, asesor de la Montana, había opinado que la Ley de Minería vigente es una buena ley, porque en ella habían aportado sus conocimientos expertos extranjeros y él mismo, como miembro del personal de Montana. El moderador, señor Zapeta, le interrumpió y le dijo que ya no podía seguir en el uso de la palabra, salvo para hacer alguna pregunta y, Piedrasanta lo que pidió fue que se realizase otro foro en el que pudiésemos exponer él y yo. El moderador, tolerante con los expositores partidarios de la empresa Montana dispusieron de, por lo menos, casi dos horas, mientras los diputados sólo de 40 minutos.
De mi parte, lo primero que exclamé fue «Â¿Â¡Para qué se me ha invitado!?». No quise decir si para lavarme el cerebro como lo estaban haciendo con los alumnos organizadores del foro o demostrándonos que fuese como fuese, la minería a cielo abierto y prioritariamente Montana, seguirían con la explotación de oro y otros minerales metálicos, normándose sus actividades por la Ley de Minería vigente o modificada a gusto y capricho de las empresas transnacionales y sin consultarles a los pueblos indígenas si estaban o no de acuerdo, como lo manda el Convenio 169 de la OIT.
Y, a continuación, de mi pregunta-protesta, en voz alta me dirigí a los alumnos y les dije: el Ejército nacional es la institución destinada a mantener la integridad del territorio, la soberanía y el honor de Guatemala y estos valores ciudadanos son atropellados por las exigencias de estas empresas transnacionales y del poder imperialista del cual son instrumentos de dominación. Como no se nos deja hablar, por la parcialidad del moderador, les recomendé a los alumnos leer el libro de Luis Solano, Guatemala petróleo y minería en las entrañas del poder, Inforpress Centroamericana, Guatemala, 2005 y el ensayo mío «Catalogación de Leyes, Reglamentos y Disposiciones Relativas a Minería en Guatemala y Comentarios anexos», para que conocieran criterios distintos como los manifestados por los diputados de León y Chávez García.
(continuará).