En busca de Cervantes


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Casi todo se sabe de la vida de Miguel de Cervantes y su obra cumbre El Quijote, pero el paradero de los restos del autor español más universal de la historia sigue siendo un misterio.

Un proyecto liderado por un historiador plantea ahora recuperar el cuerpo de Cervantes, que se sabe fue enterrado en 1616 en un convento del centro de Madrid. Aunque su tumba y sus huesos se perdieron en las sucesivas reformas del templo y no se sabe exactamente dónde están.

Por JORGE SAINZ MADRID / Agencia AP

«Don Miguel de Cervantes es el español más universal de toda la historia», dijo ayer el historiador y genealogista Fernando Prado, impulsor de la iniciativa y autor de libros sobre la historia de España como Cabezas de la nobleza. «Pero nadie ha intentado jamás recuperar sus restos para darle una tumba y un nombre».

«Ahora los medios cientí­ficos y técnicos permiten eso y yo quiero intentarlo», añadió.

Para llevar a cabo esta tarea, Prado se ha rodeado de Luis Avial, un reconocido tecnólogo en la investigación de suelos, y el antropólogo Francisco Etxebarrí­a, quien recientemente participó en la autopsia que confirmó el suicidio del expresidente chileno Salvador Allende.

Según Prado, la historia tiene suficientemente documentado el enterramiento de Cervantes en el convento de la orden de las Trinitarias Descalzas de Madrid, fundado en 1612. Una placa conmemorativa en la fachada recuerda actualmente que el genial escritor español recibió sepultura en ese lugar.

Sin embargo, sus restos se perdieron en el tiempo. Se desconoce si el féretro de Cervantes fue llevado a otro punto del subsuelo o sus huesos fueron hacinados junto a los restos de otras monjas tras los trabajos de ampliación del convento, concluidos a finales del mismo siglo XVII.

«El convento sufrió una reforma muy importante y las tumbas, que no son muchas, fueron trasladadas a otro recinto en las proximidades de la Iglesia, pero fuera de ella», relató Darí­o Villanueva, secretario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), que ha dado su apoyo a la propuesta.

«Las obras de modificación tardaron bastantes años y cuando terminaron volvieron a traerse los restos, pero en ese trasiego es donde se pierde la pista al enclave exacto donde están los restos mortales de Miguel de Cervantes», agregó.

El plan contempla el uso de tecnologí­a del geo-radar, una herramienta habitual en la prospección no destructiva del subsuelo.

«Harí­amos un barrido de todo el convento con el geo-radar para verificar la existencia de enterramientos individuales, colectivos, de cavidades, de criptas», explicó Avial, un experto en el manejo de esta herramienta que ha participado en la localización de un centenar de fosas comunes de la guerra civil española.

«Con la información se elabora un mapa tridimensional de los sitios donde puede haber cuerpos enterrados y luego los arqueólogos y los forenses son los que se encargan de abrir esos puntos», añadió.

Según Prado, una vez encontrados los huesos no serí­a difí­cil identificar los restos de Cervantes, quien perdió la movilidad de su brazo izquierdo por unas heridas sufridas en la célebre batalla de Lepanto, que en 1571 enfrentó a los turcos otomanos y a la llamada Liga Santa —encabezada por España—.

«Las marcas del brazo izquierdo deben ser muy reconocibles», aseguró Prado. «Estamos hablando de una inmovilidad de 45 años, que genera atrofia del músculo, pero también de huesos como el cúbito y el radio y en otras partes del cuerpo».

Otra de las particularidades es que Cervantes murió a los 69 años, una edad muy avanzada para la época. Lo que harí­a más sencillo para los peritos discriminar huesos que pudieran encontrarse mezclados.

El grupo de expertos señaló que el proyecto está a la espera de encontrar financiación pública o privada para llevar a cabo la tarea de encontrar a Cervantes, autor de El Quijote, considerada la obra cumbre de la literatura española.

Avial aseguró que el coste de total no serí­a excesivamente caro, alrededor de unos 30 mil euros (42.830 dólares), por un tiempo estimado de trabajo de alrededor de un mes.

Avial y Prado señalaron que ya cuentan con el permiso del arzobispado de Madrid y las Trinitarias, cuyas monjas del convento de Madrid hacen voto de clausura.

El arzobispado declinó hacer comentarios sobre el proyecto, mientras que la Madre Superior de las Trinitarias, quien rehusó identificarse por su nombre de pila, dijo a la AP que la iniciativa puede ir para largo mientras se recaban todos los permisos.

«Creo que tardará en materializarse», dijo la Madre Superiora a través de un telefonillo automático, porque no estaba autorizada a abandonar el recinto. «Los expertos estuvieron en el convento, pero estamos a la espera de los permisos necesarios».

En última instancia, la comunidad de Madrid debe autorizar las obras, al tratarse de un edificio catalogado como patrimonio artí­stico. El permiso puede demorarse varios meses, mientras se resuelve el expediente o se pide documentación adicional.

«El permiso se pedirá cuando se tenga la financiación», matizó Prado.

Lo que sí­ han reunido los promotores de la iniciativa es el aval de la RAE, a la que se solicitó opinión sobre el plan.

«Nos parece que es un proyecto serio, solvente y merece nuestro aval», explicó Villanueva. «Para nosotros tiene el sentido de reparar en cierto modo un error histórico. Que Cervantes vuelva a estar enterrado en la Iglesia donde querí­a ser enterrado y en un lugar en donde sabemos que están sus restos».