Cuando se habló de la crisis de Bancafé y la forma en que se enfrentó la crisis, vimos a miles de usuarios de esa entidad bancaria formando largas colas para recuperar su inversión y prácticamente todos los que tenían su dinero en el Banco local pudieron obtenerlo de vuelta mediante la implementación de mecanismos como el Fondo de Protección al Ahorro. Pero un poco más de mil personas quedaron totalmente burladas cuando Bancafé International no honró sus compromisos con ellos y sus inversiones se encuentran en un limbo porque el fideicomiso que les ofrecen no cubre ni siquiera un mínimo porcentaje de lo que estaba depositado en esa entidad off shore que operaba bajo la sombrilla del Grupo Financiero del País.
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Ayer publicamos una carta abierta que dirigió al Presidente de la República el señor íngel Custodio Castro Archila, propietario del negocio Paraíso Infantil y de las ventas conocidas como 9.99 que venden mercadería a un mismo precio. Hoy don íngel estuvo nuevamente en La Hora y platicamos de su problema. Digo nuevamente porque ya hace muchos años que lo conozco como un hombre tremendamente trabajador, con un empuje y visión envidiable y da pena ver que un empresario como él, forjado a pulso y como resultado de un esfuerzo que él apenas esboza en su carta abierta, pueda perder su capital como resultado de un mal manejo financiero del que es ajeno.
Me cuenta don íngel que Bancafé International siempre le sirvió eficientemente para realizar sus múltiples operaciones comerciales en el extranjero y que cuando supo del problema de Refco se preocupó seriamente, pero sus angustias se disiparon cuando el Superintendente de Bancos declaró que era falso todo lo que se decía sobre problemas en Bancafé. Eso le devolvió la confianza y de esa cuenta mantuvo la relación con ese banco que le había servido eficientemente. Su caso no es el de tantos inversionistas que buscaron el mayor rendimiento de tasas de interés, sino el de un empresario que requería de un eficiente mecanismo financiero para realizar sus operaciones de comercio exterior y que confió en que el Grupo Financiero del País sería la entidad adecuada para lograr ese objetivo.
He ido conociendo muchos casos de personas que colocaron sus ahorros de toda la vida en certificados de depósito de Bancafé International y que ahora lo han perdido todo. Familias que vivían de los intereses del dinero que habían confiado a una entidad bancaria que no era un simple banquito off shore, sino que era parte de uno de los más importantes grupos financieros de Guatemala.
Y cuando uno escucha testimonios como el de don íngel realmente se da cuenta de la profunda dimensión humana de este drama, porque no estamos hablando fríamente de números, de cantidad de cuentahabientes y de monto de las inversiones, sino estamos hablando del destino de toda un vida de trabajo, de empeño y dedicación ejemplares para construir empresas que han sido beneficiosas para el país. Y por supuesto que indigna ver que mientras gente que ha pagado impuestos, que ha vigorizado la economía, que no acude al contrabando y que cree e invierte en Guatemala lo puede perder todo, otros que recurren a vericuetos para amasar fortunas siguen tan campantes gozando de los frutos del dinero ajeno.
El caso de íngel Custodio Castro Archila es impresionante no sólo por lo que él relata de su vida y de cómo logró convertirse en exitoso empresario, sino porque le pone nombre y apellido, historia y razón, al drama que se vive en muchos hogares en donde se ha perdido todo por un manejo financiero deleznable.