Don Bosco y la juventud


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El lunes 25 y martes 26 de julio estuve en la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU sobre la Juventud, con la participación de Estados, ONG y grupos juveniles. Pude escaparme del ambiente ominoso de la polí­tica guatemalteca, con su fallido proceso electoral, para pensar qué hacemos y qué podemos hacer por las y los jóvenes y cómo garantizar, con su participación, un futuro digno para las distintas generaciones.

Raul Molina

 


Pensé, y lo expuse en documento de la Universidad de Long Island, que Guatemala pierde hoy a gran parte de su juventud -muchos toman el camino de la migración, el cual no todos concluyen; y otros toman el camino de la marginalidad, parando en “maras” y grupos de delincuentes- sin que hagamos mayor cosa por atenderlos y mucho menos darles las oportunidades para que ellos definan sus destinos y nos ayuden a enderezar el rumbo perdido de nuestro paí­s. En poco tiempo estaremos cumpliendo 15 años de la firma de los Acuerdos de Paz y ni las y los jóvenes de entonces ni quienes nacieron con la paz tienen una perspectiva diferente o alguna esperanza de un futuro mejor. ¡Hemos fracasado!

Hay proyectos, sin embargo, que respondiendo al clamor mundial de la juventud por tener educación y formación profesional, se dirigen  a dar esa atención que el Estado no quiere o no puede brindar. Las obras de Don Bosco en todo el mundo, desde sus inicios, se han dedicado a la juventud, particularmente a la más necesitada. En nuestro paí­s, decenas de miles de muchachos y muchachas de las capas medias hemos pasado por los centros salesianos y, más recientemente, una cantidad cada vez mayor de jóvenes de los sectores populares aprenden oficios en centro de formación profesional. Las y los exalumnos salesianos siempre tuvimos la esperanza de que la formación profesional salesiana se estableciera en Guatemala y nos complace reconocer ahora el funcionamiento, con el patrocinio de nuestra Asociación, del Centro de Formación Profesional Rev. Padre Bartolomé Ambrosio. Sus directivos indican que “desarrollamos nuestra labor educativa a favor de los jóvenes menos favorecidos, ofreciéndoles capacitación en las áreas de carpinterí­a, soldadura, torno industrial, electricidad domiciliar y reparación de computadoras”.  Es la mano de obra calificada para el desarrollo industrial. Como siempre, las obras de Don Bosco han funcionado a base de milagros, por lo que los salesianos tocan a las puertas de hombres y mujeres de buena voluntad  para pedirles que ayuden a sostener estos esfuerzos.  Tienen en mente prevenir la pérdida de nuestra juventud al decir que esta obra busca “alejar a la juventud de los movimientos antisociales  tan diseminados en el paí­s”*.

Don Bosco decí­a, hace más de cien años, lo que la reunión de las Naciones Unidas reafirmó  en su Documento Final  el pasado 26 de julio, contando con el pleno respaldo de la juventud mundial: “De la sana educación de los jóvenes depende el futuro de las naciones”. El cambio hoy es que la postura más firme de la juventud que asistió de todos los rincones del mundo afirma: “La Juventud no somos solamente el futuro; somos ya el presente y exigimos nuestro derecho a participar”.

*Para quienes deseen conocer más de este proyecto en Guatemala, pueden dirigirse a Mario González (mg2688@gmail.com, Tel.: 52013758).