ícidos señalamientos acerca de la corrupción en el sistema de administración de justicia en Guatemala, específicamente en lo que respecta al proceso judicial encaminado a dilucidar el asesinato de que fue víctima su hermana Myrna Elizabeth Mack Chang, expuso Helen Mack durante la XXII Conferencia Mundial Anticorrupción, celebrada la semana anterior en esta capital.
Como es imposible incluir todo el documento en este espacio, intentaré resumir los que, a mi parecer, son los principales argumentos expuestos en el análisis y testimonio que yo recibí en mi buzón electrónico.
Asienta la presidenta de la Fundación Myrna Mack que durante los 14 años en que ha tardado el enjuiciamiento, se ha comprado la voluntad de jueces, magistrados, abogados litigantes y otros funcionarios ligados a este caso, cuyo dinero presuntamente proviene del presupuesto del Ministerio de la Defensa Nacional o de las fortunas personales que muchos de sus miembros amasaron durante los gobiernos militares.
Helen Mack se pregunta ¿cuánto dinero habrán recibido el juez y los magistrados que pretendieron juzgar a los oficiales militares con el Código Procesal Penal derogado, a efecto de protegerlos con el sistema inquisitivo? Afirma que no lograron su propósito, pero entramparon el proceso por dos años, y luego plantea otra interrogante ¿Cuánto dinero habrán obtenido los funcionarios judiciales que intentaron juzgar este caso en el fuero militar?, aunque no lo lograron, pero igualmente interpusieron recursos dilatorios.
Lanza, asimismo, esta duda ¿Cuánto dinero recibieron los integrantes de la sala de Apelaciones que retardaron por un año el juicio oral contra los autores intelectuales del asesinato de mi hermana? Advierte que quizá nunca se sepa cuánto fue la suma dineraria y los privilegios y prebendas que recibieron, pero lo positivo es que todo quedó al descubierto mediante la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo que le ha permitido a la señora Mack identificar a los operadores de justicia que participaron en la denegación de justicia, precisamente.
Para ejemplificar la naturaleza de la corrupción, cita lo ocurrido en 2002, cuando el Tribunal Tercero de Sentencia dictó su veredicto. Oficiales militares activos y retirados asistieron a las audiencias públicas, para apoyar a sus colegas encartados en el crimen, intimando con gestos y amenazas verbales a la parte acusadora, y la tarde en que se dictó la sentencia pasaron sin problemas con sus armas los controles de seguridad de la Corte Suprema de Justicia, y, curiosamente, en tres ocasiones se interrumpió la energía eléctrica, cabalmente, cuando uno de los coroneles, que se encuentra prófugo, fue condenada a 30 años de prisión.
Agrega la señora Mack que posteriormente, en una reunión de la Comisión Nacional de Justicia en la que participaron varios magistrados de la CSJ de entonces, ella comentó lo ocurrido. Tales observaciones ofendieron a esos magistrados, que desmintieron los apagones y el ingreso de armas, en una carta que le enviaron a la presidenta de la mencionada Fundación, lo que para ella significa una rendición, una muestra de sometimiento al poder militar.
En su búsqueda de justicia ?señala?, encontró funcionarios judiciales que actuaron como sus enemigos y contravinieron el principio de la independencia judicial, a cambio de dinero, sentido de pertenencia a un determinado grupo, reconocimiento de parte de alguna estructura de poder, privilegios, apoyo político para avanzar en su carrera judicial, cuotas de poder y un malentendido sentido de servicio a quienes profesan igual o similar ideología.
En el ámbito de la justicia ?sostiene la señora Mack?, la corrupción equivale a pervertir el comportamiento de las instituciones, porque se anula la función primordial que es servir a la población; a incrementar el grado de debilidad e inoperancia de los órganos de justicia, creando amplios espacios para que los grupos de poder real trafiquen influencias, penetren el tejido institucional y puedan conducir al aparato estatal a su gusto, y a establecer redes con tendencia a consolidar los mecanismos de impunidad y bloquear sistemáticamente el acceso a la justicia.
Puntualiza que la experiencia que tiene de haber afrontado la corrupción en el sistema de administración de justicia a lo largo de 14 años, le permite reflexionar sobre qué sienten las víctimas al ser atacadas por los mecanismos de impunidad.
Al referirse a una encuesta que levantó la Fundación Myrna Mack, la mayoría de abogados litigantes y estudiantes de Derecho que realizan sus prácticas mencionaron la corrupción como el problema central de la administración de justicia, y finaliza enumerando la tipología de las prácticas corruptas más comunes en los tribunales.
(Después de un día agotador durante el cual perdió un juicio y de retorno al hogar pasó a un hospital viendo a su suegra, el licenciado Romualdo Picapleitos, al llegar a su casa, le dice a su mujer: ?Tu mamá se viene a vivir con nosotros. La esposa inquiere: ?¿Por qué decís eso? ?Porque el médico me dijo que esperemos lo peor?)