Las primarias al estilo chapí­n


No sé si será por tantos años de autoritarismo que ha vivido el guatemalteco o por alguna condición propia del inconciente colectivo, pero definitivamente no parecemos estar dispuestos a adecuar nuestra vida polí­tica al sistema democrático. Las elecciones primarias que se habí­an propuesto en la GANA, supuestamente como un ejemplo del interés por hacer las cosas en forma distinta, resultaron como todos nuestros experimentos dizque democráticos, es decir en fiasco y frustración porque parecemos no tener la disposición de aceptar la libre expresión de las mayorí­as.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

La sucesión de clavos en las primarias del partido oficial terminó ayer con el retiro del doctor Francisco Arredondo en medio de serias denuncias de manipulación y, sobre todo, de uso de los recursos del Estado para favorecer al único de sus contendientes que sobrevivió para llegar al final del proceso. Si para ganar una elección se tiene que usar dinero público y se manipulan polí­ticas oficiales para lograr que la gente apoye determinada candidatura, imaginemos cómo es que se usan esos mismos dineros y esas mismas polí­ticas cuando se trata de la elección de verdad, de la que realmente cuenta para otorgar el mandato a quien ha de gobernar por cuatro años.

Yo pienso que nuestro sistema polí­tico puede estar viviendo sus últimos estertores si los polí­ticos no entienden el daño que ocasiona su proceder. Es imperativo que los dirigentes de los partidos cambien su actitud y corrijan el rumbo de sus instituciones para que la población vaya sintiendo lo que es la vida en democracia. Al final de cuentas, no sólo se han corrompido los dirigentes, sino también se ha corrompido al electorado con esa tendencia a andar comprando votos y propagando el cinismo al decir al ciudadano que «sea vivo, que reciba el dinero, el fertilizante, el vaso de leche y las láminas que le ofrecen los polí­ticos oficiales», pero que recuerden el carácter secreto del voto.

Si no le damos sentido a la democracia, valorizando la participación ciudadana, y seguimos viendo todas y cada una de las elecciones como la oportunidad para babosear a cualquiera y para llegar al poder mediante engaños o sobornos al elector, estamos anulando la posibilidad de una efectiva transición. Guatemala no es, ni por asomo, un paí­s democrático y más bien podemos decir que se trata de una sociedad que ha ido generando un alto grado de indiferencia frente a la polí­tica porque se asume y entiende que cambian los gobiernos, pero las actitudes no y que cambian los gobernantes, pero las condiciones de vida de la gente siguen igual.

Por ello es que las primarias de la GANA han sido al estilo chapí­n, es decir desordenadas, con evidencias de manipulación y abuso de poder, sobresaltos a granel y ausencia de verdadera democracia. Eso sí­, para ser congruentes con nuestro comportamiento colectivo, fachendosas y presumidas, porque todos los candidatos, hasta los que se fueron por la puerta trasera, decí­an que eran un «ejemplo a seguir por otros partidos». Para que jocotes andar siguiendo ejemplos como ese, si lo que no tenemos son verdaderos partidos polí­ticos que operen como entidades de derecho público. Seguimos teniendo partidos que son grupos privados en los que si alguien entra como invitado, tal el caso de Arredondo, no puede sino pensar que le toca servir de relleno.

El ejemplo de las primarias de la GANA si debe ser tomado en cuenta por todos los partidos, pero como una forma de lo que no debe hacer ninguna organización seria y que verdaderamente esté preocupada por hacer algo por el paí­s.