Violencia y vergí¼enza


Guatemala, durante su historia constitucional, no se ha distinguido por ser un paí­s respetuoso de la democracia, de los derechos humanos y de la libertad de opinar; aún así­, poco a poco, se habí­a dado una mejora en la actitud de la sociedad. Tristemente, en estos últimos años, las fuerzas de seguridad han venido declinando.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Durante el gobierno anterior no se dio el asesinato de ninguna figura polí­tica y los crí­menes de alto impacto, prácticamente no existieron.

El gobierno actual, desde el principio ha instrumentalizado al Ministerio Público, a las fuerzas de seguridad, para crear acciones de persecución a sus opositores: ílvaro Colom, Leonel López Rodas, í“scar Dubón Palma, Carlos de León, son algunos de los aspectos evidentes de una acción de persecución polí­tica, eso es sin hablar de mi propio rancho o del presidente Alfonso Portillo.

La declinación de la seguridad pública es evidente y no puede justificarse. La ciudadaní­a, cada vez más, vive en angustia, incertidumbre y temor. Vemos los asesinatos no resueltos de varios diputados, alcaldes y los centenares de asaltos y robos. La agresión y violencia va dí­a a dí­a en aumento y no ha empezado formalmente el año eleccionario. Si así­ son las ví­speras, cómo van a ser las fiestas.

El colmo de los colmos, es la agresión que se ha realizado recientemente en contra de José Carlos Marroquí­n, bisnieto de ese gran polí­tico y lí­der nacional don Clemente Marroquí­n Rojas; su abuelo y su padre han sido ejemplo de hombrí­a, valentí­a, rectitud y dignidad, lo cual no significa que no se preocupen porque en Guatemala de nuevo se ejerzan actos de intimidación y de violencia, actos que todos debemos de rechazar y repudiar por el bien de nuestros hijos y de nuestros nietos.

A los viejos como yo no nos importa tanto que nos amarguen la vejez, que nos humillen deteniéndonos en la zona 18, que nos priven de ver a nuestros seres queridos, que continúen vilipendiándonos y amenazándonos por teléfono o ejerciendo activamente la persecución de Estado, pero no podemos permitir la destrucción de los ideales y de la participación de los jóvenes en la polí­tica nacional como la de José Carlos.

A los jóvenes de todos los estratos sociales, a los universitarios de la bicentenaria Universidad de San Carlos, la jesuita Universidad Rafael Landí­var e incluso la musoniana y campera Universidad Francisco Marroquí­n, los invito, los emplazo a pronunciarse y repudiar el atentado cometido contra un joven idealista y valiente, como lo es José Carlos Marroquí­n, a mantener el estandarte de los ideales en alto, a exigir que el derecho de participar polí­ticamente, el derecho de opinar, debe ser defendido por todos los hombres de buena fe.

Las revoluciones, los cambios sociales, raramente los hacemos los viejos; Luí­s Turcios murió joven por sus ideales, como su compañero y amigo, doy fe que «la seca» era un idealista, en sus ojos nunca murió ?estoy seguro- el deseo de una Guatemala mejor; lo mismo puedo decir de Willy Cruz, como también lo puede atestiguar Gustavo Porras, era un idealista, romántico, enamorado de la justicia social. Uno se educó en la Escuela Politécnica, el otro se gestó en la Landí­var, entre compañeros del Javier y amigas del Monte Marí­a.

Guatemaltecos, hombres y mujeres, padres, abuelos e hijos, levantemos el pendón de repudio a la violencia, no permitamos que los poderes ocultos continúen desarrollándose para impedir que se dé un proceso eleccionario donde participen todos y se elija un gobierno «del pueblo, para el pueblo y por el pueblo» y no un gobierno regente que fomente el aumento de la miseria, ignorancia y el subdesarrollo que hace que Guatemala no progrese y regrese a épocas de vergí¼enza y de tristeza.

PD. Por la urgencia interrumpí­ el tema «Que trancazo», el cual continuaré.