Episodios en la vida de Carlos Paz Tejada, militar y revolucionario I (A)


En el Diario La Hora, Tribuna No Mostrador, del 13 de noviembre fue publicado un artí­culo mí­o, con motivo del infausto deceso del eximio ciudadano y militar Carlos Paz Tejada, en el que prometí­ escribir algo más sobre la ejemplar e histórica actuación suya al servicio de la sociedad y de la patria.

Alfonso Bauer

Voy a referirme, además de este episodio a otros dos más: al relacionado con la Agresión Armada imperialista y a la traición del Alto Mando del Ejército Nacional, en 1954 y al de la Guerrilla de Concuá.

He seleccionado dichos episodios, porque en ellos estuve muy próximo a él, y por consiguiente, de alguna manera puedo dar testimonio de la veracidad de lo que relataré.

A continuación iniciaré el primer episodio: «Jefe de las Fuerzas Armadas (1949-1951)».

En su libro «Despacho Presidencial», (Editorial í“scar de León Palacios, Guatemala, 1998), el presidente Juan José Arévalo, páginas 397, escribe que «El 18 de julio de 1949 por la mañana, el coronel Arana vino a mi despacho (…). Y dice que Arana le manifestó: «Presidente: voy por los rifles robados y vengo a pedirle una orden para que me los entreguen». «Coronel: las armas con suyas. Vaya por ellas». «Llamé al coronel Girón, jefe del Estado Mayor Presidencial, y le ordené que acompañará al Coronel Arana. Minutos después, la comitiva salí­a para Amatitlán. Arana manejaba su camioneta. Girón iba sentado al lado suyo». En «Despacho Presidencial», página 399, el Dr. Arévalo, da a entender que él ignoraba que el Congreso de la República se iba a reunir para desaforar al coronel Arana como jefe de las Fuerzas Armadas, pues apunta: «Parece ser que en sesión precipitada, por la mañana, quizá con mayorí­a escasa, el Congreso se habrí­a reunido para destituir al coronel Arana, y acto seguido se habrí­a designado una comisión que fuera a capturar al peligroso ex funcionario (…)»

Debido a que, a la sazón, yo era Ministro de Economí­a y Trabajo y, además miembro del Frente Popular Libertador, partido polí­tico revolucionario, fui una de las muchas personas citadas la noche anterior para una reunión convocada por el Dr. Arévalo a la cual asistieron militares, varios ministros de estado, diputados al Congreso de la República, dirigentes de partidos polí­ticos de la Revolución y varios funcionarios públicos de confianza. El Presidente nos explicó el motivo de la urgencia de esa convocatoria, así­:

La Policí­a Nacional Civil se encuentra desprovista de armamento y por ello se dispuso adquirir un lote de armas apropiadas a la institución de seguridad. Lo supo el Coronel Arana y vino a verme. Me increpó, por qué no le habí­a informado de esa adquisición de armamento, siendo él, el jefe de las Fuerzas Armadas y yo le respondí­: «No tení­a por que avisarle porque son armas para la Policí­a Nacional, que es CIVIL, pero no tengo ningún inconveniente en que usted las inspeccione, están almacenadas en El Morlón, a orillas del lago de Amatitlán». Y, el Presidente, continuó su explicación:

Los he convocado, porque la situación es grave. El coronel Arana y otros funcionarios, entre ellos Mario Méndez Montenegro, de acuerdo con el Embajador de los Estados Unidos, están por dar un golpe de Estado y tenemos que tomar medidas urgentes para impedirlo. El propio Presidente propuso la solución y nos expuso: Es posible que el Congreso de la República, enterado de esta próxima acción delictiva y anticonstitucional, le deponga del cargo. No se trata de ninguna manera de atenta contra su vida o contra la de quienes el respalden y, para garantizárselas, he logrado la cooperación del presidente de Cuba, Prí­o Socarrás, quien está dispuesto a aceptar a los complotistas comprometidos, civiles o militares, una vez sean capturados y otorgarles asilo polí­tico. Por unanimidad aceptamos la propuesta, todos los presentes, entre quienes estaban los otros dos presidentes de los Organismos del Estado, del Legislativo, el Lic. Mario Monteforte Toledo y del Judicial, el Lic. Arturo Herbruger Asturias.

Según, las confesiones de Carlos Paz Tejada hechas al escritor Carlos Figueroa Ibarra, y que constan en el libro «Paz Tejada-Militar y Revolucionario», Editorial Universitaria, 2001, Carlos no estuvo la noche del 17 de julio de 1949, en el Palacio Nacional, pero sabí­a del golpe de estado aranista y también de la próxima captura de Arana y de su destierro a Cuba. (Véase la Cita 88, página 165). (Continuará).

OTROSí: Guatemaltecos (as) escuchen en Programa Polémica, de Marcial Méndez Galicia, en Radio Nuevo Mundo, (96.1 FM), comentarios a sucesos y problemas nacionales, de investigadores del CIEHESP.