¿Son los partidos polí­ticos? organizaciones delincuenciales?


El atentado criminal del que fue objeto José Carlos Marroquí­n, aparte de ser cobarde, es estúpido (deviene del idioma latí­n: stupidus, y significa: «Necio, falto de inteligencia»). El tí­tulo del presente artí­culo, es una pregunta que desde hace muchos años se viene haciendo gran parte de la población, porque dentro de esas organizaciones que se han creado para buscar el beneficio del pueblo, también se han organizado grupos delincuenciales que amparados en la defensa de una determinada doctrina o plataforma ideológica, quienes cometen actos delictivos amparados en que ostentan el poder transitorio.

Fernando Mollinedo

Uno de los significados de la palabra PARTIDO de acuerdo al DRAE es: «Parcialidad o coligación entre los que siguen una misma opinión o interés» y la palabra POLíTICO deriva de la palabra latina politicus, y ésta a su vez, del idioma griego politikí•j. y significa: «Perteneciente o relativo a la doctrina polí­tica. Perteneciente o relativo a la actividad polí­tica. Dí­cese de quien interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado».

Los partidos polí­ticos han sido creados con el fin de aglutinar a personas con afinidades ideológicas y ponerlas en ejecución por medio de sus integrantes electos para diversos cargos de elección popular o en su caso por medio de nombramiento. Como en toda organización, las divergencias de pensamiento están presentes, y en algunos casos, ante la contundencia de otras ideas, no pueden confrontarlas y mucho menos rebatirlas, se recurre al uso de la fuerza bruta a efecto de eliminar a los contendientes internos o externos de las organizaciones polí­ticas. Métodos y formas ilegales, utilizadas y amparadas en el anonimato. De eso hay mucha historia en Guatemala.

Como señal de subdesarrollo polí­tico, han existido grupos armados que «respaldan» las actividades de las organizaciones a que pertenecen; recordamos a los «CENTURIONES» del PARTIDO REVOLUCIONARIO, a la MANO BLANCA del MOVIMIENTO DE LIBERACIí“N NACIONAL, como los exponentes más claros de la intolerancia polí­tica de los años sesenta y setentas. Es evidente que siguen existiendo, con su carga mortal, irracional y sobre todo con la categorí­a de animales (DRAE: Personas de comportamiento instintivo, ignorante y grosero), supuestamente con la venia de sus dirigentes.

Los intereses económicos y polí­ticos en juego son muchos, la administración guatemalteca seguirá siendo un botí­n para las personas inescrupulosas y ladronas que persiguen encaramarse a los puestos polí­ticos de dirección con el afán de hacer toda clase de negocios económicos que les redunden ganancias a sus intereses personales, sin importarles que su función deba ser con preeminencia para solucionar los problemas sociales de la población. «Escucha como ladran los perros Sancho? estamos avanzando».