Mientras aumentan las preocupaciones por una crisis, líderes republicanos de la cámara baja restaron importancia ayer a una amenaza de veto de la Casa Blanca y estallaron tensiones dentro de su propio partido a medida que acumulaban apoyo para un proyecto de ley diseñado para evitar el posible incumplimiento de pagos del gobierno la próxima semana.
«No puedo hacer este trabajo a menos que me apoyen», dijo a su dividida bancada el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, en la víspera de una votación prevista para el jueves sobre el proyecto de ley, que se volvió a escribir a toda prisa para incluir recortes más profundos en el gasto a los que presentaba 24 horas antes.
Con Boehner frente a una gran prueba de su liderazgo, la Casa Blanca menospreció la medida que con tanto esfuerzo intentaba aprobar. El senador Harry Reid, demócrata de Nevada, la calificó como «un gran beso húmedo para la derecha», y los 51 senadores demócratas y dos independientes se comprometieron a rechazar la propuesta si se aprueba en la Cámara.
La Casa Blanca ha amenazado vetar la propuesta republicana, con el argumento de que el proyecto de ley no satisface la exigencia del presidente Barack Obama de que incluya un incremento en el límite de la deuda lo suficientemente amplio como para evitar una repetición de la actual crisis el año que viene, cuando estará a todo vapor la campaña electoral de 2012.
En su lugar, Obama apoya una alternativa elaborada por Reid, la cual también recorta el gasto, pero ofrece suficiente autoridad adicional de endeudamiento para darle al gobierno espacio de maniobra a lo largo del próximo año.
Pero a pesar de todas las bravatas, había indicios de que un acuerdo podría estar cerca.
«Cosas mágicas pueden suceder aquí en el Congreso en un período muy corto bajo las circunstancias adecuadas», dijo Reid, líder de la mayoría del Senado.
Sin una legislación en vigor para el 2 de agosto, funcionarios del gobierno dicen que el erario no será capaz de pagar todas las cuentas del país, lo que posiblemente provocaría una mora en los pagos que podría ser catastrófica para una economía que todavía se está recuperando de la peor recesión en décadas.
Dos días después de que Obama y Boehner dieron inéditos discursos consecutivos en televisión nacional, no había evidencia de que la crisis de la deuda se estuviera convirtiendo en una causa de preocupación nacional.
Los mercados financieros de Estados Unidos registraron grandes pérdidas durante el día a medida que los líderes políticos maniobraban. El promedio industrial Dow Jones de la Bolsa de Valores de Nueva York cayó casi 200 puntos y parecía encaminarse a su peor semana en casi un año.
«La confianza en nuestro sistema político está empezando a desvanecerse» dijo Channing Smith, director ejecutivo de Capital Advisors Inc. «A medida que pasan las horas y la incertidumbre aumenta, creo que el mercado está empezando a poner un precio en la posibilidad de que podemos no tener una solución para el 2 de agosto».
En Washington, frente al Capitolio, unas pocas decenas de activistas del movimiento conservador Tea Party se reunieron, y parecían tan divididos como los conservadores en la cámara. Algunos hicieron un llamado en internet para que Boehner renuncie como presidente de la Cámara de Representantes, mientras que otros dijeron que se merecía tiempo para tratar de encontrar el mejor acuerdo posible.