El famoso Muro de Berlín aún ahora sigue despertando interés por parte de los turistas que visitan Berlín; sin embargo, la decepción es evidente, ya que se dan cuenta de que no quedó mucho de esta barrera.
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Asimismo, muchos jóvenes y niños alemanes, que leen en sus libros de Historia sobre el Muro de Berlín, no encuentran indicios concretos para poder evocar la separación de las dos Alemanias.
Y, precisamente hoy, que se cumplen 17 años de la caída del Muro de Berlín, es que se ha reiniciado el interés de parte de las autoridades alemanes de ofrecer «muestras evidentes» del Muro de Berlín. Sin embargo, es difícil ofrecerlo.
El 9 de noviembre de 1989, miles de personas destruían con fuerza y euforia el muro de hormigón, con deseos de reunificar a Alemania; el muro era símbolo de la división, y la gente quería deshacerse de él, y la consigna era hacerlo desaparecer, no sólo de la mente, sino del paisaje urbano.
Pero, jamás se detuvieron a pensar en la «historia» y el turismo, y, obviamente, no recapacitaron para dejar siquiera un metro.
Hoy por hoy, los turistas en Berlín tienen que imaginarse cómo habría sido el muro, siguiendo una pequeña guía de los restos de adoquines y chamelas de cobre que quedaron.
Sin embargo, Berlín se está esforzando por dar a los turistas algo más que «un muro imaginario». Por ejemplo, en el área donde se encuentran los edificios gubernamentales, aún persiste una torre de la República Democrática, que servía para vigilar a quienes intentaban cruzar el muro; esta torre fue conservada debido a una iniciativa del sector privado.
También, se creó desde hace algunos años el Conjunto Conmemorativo Nacional «Muro de Berlín», en la Bernauer Strasse, que muestra una parte del Muro, aún no destruido, de unos 200 metros de largo.
En esta sección del extinto muro, el turista puede dejar la «imaginación» a un lado. De hecho, aún quedan las rendijas por las que los alemanes del Este podían ver los puestos fronterizos, y soñar con pasar al otro lado.
Otra parte del muro, de menor extensión, en el barrio Friedrichshain, fue utilizado por artistas alemanes que plasmaron pinturas simbólicas, que celebran la reunificación. Esta parte del muro se denomina East-Side-Gallery (ver foto).
Otro sector es el Checkpoint Charlie, en la Friedrichshain Strasse, en donde se reconstruyó un puesto de registro por parte de Estados Unidos, donde hay actores vestidos como soldados de la Alemania Democrática, y los turistas pueden tomarse fotos con ellos, para imaginar que «están siendo registrados» como si hubieran vivido esa época.
Ahí mismo, está el llamado Museo del Muro, que muestra la historia de esta construcción, y de otros hechos de Alemania. En este museo, hay un sinfín de piezas que construyeron la historia del muro, como una máquina de coser con la que realizaron un globo para sortear el muro; o un tejón con el que mataron a un jefe de la policía secreta alemana, y hasta pedazos verdaderos del muro.