Las obras coloridas y expresivas del representante del movimiento artístico chicano Gilbert «Magú» Luján llegaron a cubrir de todo, desde las paredes del metro hasta los museos más prestigiosos.
Luján murió el domingo, informó el Hospital Metodista del Sur de California. Tenía 70 años.
El artista había padecido cáncer, dijo su hijo Naiche Starhawk Luján.
«Desafortunadamente Los íngeles perdió un símbolo cultural», dijo el martes el alcalde Antonio Villaraigosa.
El estilo de Luján, colorido, humorístico y muchas veces político, sobresalía en los callejones, los pasos a desnivel de las autopistas y los autos que acondicionaban los latinos en el Este de Los íngeles en la década de 1970. Al igual que el trabajo de sus colegas Carlos Almaraz, Frank Romero y Beto de la Rocha, sus murales y otras creaciones definieron el arte chicano.
Luján era más famoso por sus pinturas, pero también trabajó en varios formatos, como la escultura y los montajes de madera. También pintó en lienzos, estacionamientos y autos.
«La obra de Magú siempre pareció reflejarlo. Era divertida, era graciosa, era inteligente y era accesible», dijo Father Bill Moore, un artista abstracto que durante años tuvo su estudio en la misma calle que el de Luján, en el barrio artístico de la ciudad de Pomona
Una de sus creaciones más destacadas, y vistas, es «Hooray for Hollywood» (Hurra por Hollywood) que embellece la estación de metro en el cruce del bulevar Hollywood y la calle de Vine. La obra incluye un camino de «ladrillos amarillos» que lleva a la gente de la plaza a la plataforma del tren, así como bancas con la forma de autos acondicionados y columnas que imitan palmeras.
Otras de sus obras han sido presentadas en el Museo de Arte del Condado de Los íngeles, el Museo de Brooklyn, el Museo de Bellas Artes de Houston y numerosas galerías.
Aunque el trabajo de Luján reflejaba sus orígenes latinos y populares logró trascender todos los géneros, dijo el autor chicano Luis J. Rodríguez.
«Era fiel al barrio, siempre fue fiel a la cultura de la que provenía», dijo Rodríguez, quien fue amigo de Luján por años. «Pero debe ser reconocido como un gran artista en múltiples géneros y por todas las comunidades».
Su trabajo parecía sencillo, colorido y juguetón pero también estaba lleno de mensajes poderosos sobre la cultura.
«Todo lo que hago tiene que ver con los humanos», le dijo alguna vez al sitio de internet Latinopia.com. «Así que convierto un auto en un ser humano, pero para mí convertirlos en esos personajes de caricatura es un artificio para algo más. Es la forma en la que puedo lidiar con el racismo de una forma diferente, luchar contra gran parte de esos sentimientos anti-mexicanos al esconderme detrás de la fantasía, el color, la inocencia y el folclor».
Luján nació en el pueblo californiano de French Camp en 1940. Además de Naiche Starhawk le sobreviven sus hijos Risa Liviana, Otoño Amarillo, Joasia y Michelle; su madre Josefina; sus hermanos Richard, Robert, Phillip, Ronnie y Mark, además de varios nietos.