La ética del amo de los medios ultraconservadores


Oscar-Clemente-Marroquin

Rupert Murdoch no es periodista sino un multimillonario que sabe multiplicar el dinero y que encontró en los medios de comunicación una auténtica viña. Pero no por su uso objetivo e imparcial como informadores de hechos, sino al manejarlos como puro show en el que la veracidad no es lo más importante, sino captar adeptos mediante un adecuado uso de la manipulación y del morbo.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


La cadena de noticias FOX es el ejemplo más claro de cómo se distorsionan hechos para acomodarlos no a una ideologí­a sino a una tendencia para que los más ricos sean más ricos y para eliminar el papel regulador del Estado, no por principio de una idea, sino por conveniencia económica. El dueño de ese tendencioso medio, como de otros muchos a lo largo y ancho del mundo, es Rupert Murdoch, un australiano al que se considera como el más poderoso dueño de medios de comunicación del mundo entero, y en los últimos dí­as ha estado envuelto en un serio escándalo luego que medios suyos recurrieron a la práctica ilegal de implementar escuchas telefónicas, hecho que no sólo provocó el cierre ya del medio más involucrado, sino una crisis polí­tica en Inglaterra por la participación que polí­ticos conservadores tuvieron en la operación de espionaje diseñada y dirigida por los pupilos de Murdoch.
 
 Siempre me pareció que el canal de noticias FOX no tení­a el menor sentido de la ética por la forma en que manipulan y manosean todas las noticias, al punto de que hasta los fanáticos del llamado Tea Party lucen como izquierdistas a lado de quienes conducen los programas “informativos” del canal noticioso. Y es que no hay noticia que no lleve alguna muletilla que parece ultraconservadora, pero que en el fondo no es sino una tendencia para destruir lo público y dejar que la iniciativa de gente como Murdoch pueda funcionar sin ninguna cortapisa, control o limitación para seguir amasando fortuna a como de lugar.
 
 El padre de Murdoch era un periodista australiano que ahora darí­a vueltas en su tumba si pudiera ver lo que ha hecho su hijo con el oficio de comunicador. Dueño de una gama de medios que incluye no sólo los norteamericanos Fox y Wall Street Journal, sino los británicos Times, The Sun y News of the World, es sin duda alguna uno de los hombres más influyentes del planeta, especialmente por el manejo que hace de sus medios que no son informativos, sino creadores de tendencias mediante la manipulación de los hechos en muchos de los casos. Si los medios de Murdoch informaran objetivamente, la influencia suya serí­a menos importante y, seguramente, menos lesiva para el mundo que sufrió la última crisis financiera en buena medida por la prédica constante de esos medios contra el sistema de regulaciones de la actividad económica de los particulares, lo que abrió las puertas a las operaciones irresponsables del sector financiero mundial que provocó el colapso de la economí­a.
 
 Pero uno podí­a suponer que era resultado de la propagación de una creencia, pero lo ocurrido con News of the World es una clara muestra de que el imperio de Murdoch está construido sobre cimientos de inmoralidad, ilegalidad y abuso. Tanto él como sus herederos, especialmente su hijo que está manejando las operaciones dí­a a dí­a, estaban al tanto de los sucios arreglos que hicieron los editores y reporteros del diario con autoridades del nuevo gobierno conservador británico para mantener una importante red de espionaje mediante la escucha de conversaciones privadas lo cual les daba un poder enorme para seguir manipulando hechos y retorciendo la mente de millones de personas alrededor del mundo en nombre de una moral, de una ética y de una responsabilidad que evidentemente nunca tuvieron.