Pese a que se ha escuchado que en algunas cárceles del país se ve la sobrepoblación, ya que ha aumentado considerablemente el número de actos violentos en Guatemala, existen casos en los cuales, aunque no sea normal, algunos reos ya han cumplido su condena y no obstante permanecen allí.
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Algunos afirman que por un motivo u otro no se les da la libertad tan deseada; otros dicen que ellos ya cumplieron con su condena, ya pagaron por sus errores, y ahora quieren regresar con sus familias para ayudarlas y reponer el tiempo que estuvieron allí..
A causa de lo anterior, la Liga Guatemalteca de Higiene Mental está investigando tales anomalías. Ellos están en esto desde 2002, ya que ven en ello una problemática no sólo para los presos y sus parientes, sino también para los centros penales.
La Liga ha creado un boletín que saldrá cada dos meses, por medio del cual se dará a conocer lo que pasa dentro de los reclusorios, porque generalmente hay personas de escasos recursos cuyo único deseo es regresar con sus familias, debido a que ellos hacen falta en cada hogar. Pero no sólo los hombres padecen este problema, ya que el estudio es realizado en la Granja Penal de Pavón y el Centro de Orientación Femenina, penales que, afirman, son para que las personas que cometieron delitos cumplan con la ley estando detenidos, aunque dentro de estos centros tienen el deber de hacer algo productivo, como trabajar o estudiar para reincorporarse a la sociedad, aunque esto no siempre se cumple.
Muchos presos desean invertir el tiempo en algo que puedan utilizar cuando salgan libres, y la mayoría de las autoridades penitenciarias no se preocupan de esto, ya que no tienen proyectos ni actividades para los detenidos, al contrario, no se interesan de ver de qué forma pueden ser productivos. Un director penitenciario del gobierno anterior afirmó: «a mí me pagan porque no se escapen, lo demás no me interesa».
La Liga Guatemalteca de Higiene Mental trata de demostrar que es necesario que las autoridades se interesen más por lo que pasa dentro de los presidios, puesto que los reos son parte de la comunidad y tienen la obligación de ser útiles a la sociedad después de cumplir su condena.
El número que hasta ahora tienen es de 67 presos que quieren atención en sus casos. Uno de ellos, de quien su caso sale en el boletín No. 1, afirma que él ya ha cumplido con las autoridades y que cuando pide una explicación sobre su problema no le dan una respuesta clara y «tengo que esperar porque hay otros casos antes del mío»; además afirmó que él no puede demostrar que estudió y trabajó en el Centro Preventivo Pavoncito, dado que los denominados «cholos» quemaron la papelería y así no lo puede demostrar.
Hace falta que a los privados de su libertad se les preste más atención y que se creen nuevos planes para ellos, puesto que algunos quieren reintegrarse a la sociedad, además de que se interesen en resolver estos casos en los cuales ya cumplieron el tiempo requerido y no se resuelve nada para liberarlos. Algunos tienen hasta dos años esperando que se resuelva su caso, pero no se ve ayuda de parte de las autoridades correspondientes, las que sólo velan para que se les encarcele y no para que se les dé la libertad cuando ya han cumplido las condenas correspondientes. Piensan que las autoridades deberían utilizar mejor su tiempo para las personas que no cumplen con la ley y no se les ha encarcelado.
La Liga de Higiene Mental, además, realiza talleres en los cuales se les trata de orientar para sus nuevas vidas después de la cárcel, actividades que se han realizado en el Centro de Orientación Femenina (COF), con duración de un mes y medio, bajo el nombre de PRí“XIMAS EN LIBERTAD y otros no solo en este lugar sino que también en las granjas penales de Pavón y Pavoncito.