Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, diversas instituciones ambientales y sociales realizaron actividades con la finalidad de exigir políticas que protejan el equilibrio ecológico de Guatemala.
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La más llamativa fue la marcha protagonizada por niños y niñas, que desfilaron en una corta trayectoria por calles y avenidas de la zona 1. Los infantes se disfrazaron de animales y plantas, para simbolizar la armonía que se vive en la naturaleza.
Por su parte, otras instituciones medioambientales, como el Centro de Acción Legal (Calas) tenían programadas actividades, como conversatorios en donde se establezca una discusión sobre el cambio climático en Guatemala y sus efectos en la sociedad.
En todo el mundo, también hubo numerosas marchas, que pedían a los gobiernos medidas para detener el efecto invernadero, que provoca el calentamiento global.
Fue patrón en todas las protestas un tono negativo y pesimista ante la situación actual del medio ambiente, ya que actualmente se vive en una época de desequilibrio ecológico.
Entre los principales problemas que han enumerado distintos especialistas en el tema se encuentran: falta de previsión en el tratamiento de desechos sólidos; contaminación de fuentes de agua dulce por parte de industrias; emisión de gases contaminantes, principalmente de dióxido de carbono por parte de vehículos y otras máquinas movidas a través de combustibles derivados del petróleo.
Pero, no sólo la contaminación que daña el clima y la naturaleza es la que afecta a Guatemala. Desde hace años, y en especial en la presente época electoral, se está viviendo una intensa contaminación visual, que consiste en la saturación de publicidad en los espacios de vía pública.
Los anuncios proselitistas, cada cuatro años, invaden y contaminan estos espacios. Se denomina contaminación, ya que afecta al ser humano. En este caso, le influye a la ciudadanía en su salud mental, ya que el ser humano necesita de espacios libres de contaminación para tener cierto equilibrio en su psique, para poder habitar la ciudad.
Otro de los problemas que más preocupación indican los expertos es la de la emisión de dióxido de carbono, que generan los vehículos, pero, por la falta de previsión, en Guatemala también se sobresatura por la falta de controles en los autobuses del transporte público, que son los principales contaminantes en este sentido.